El Real Zaragoza deja escapar la victoria en el minuto 91

Cani adelantó al equipo aragonés en la segunda parte, pero Fede Vico empató in extremis un partido igualado.

Partido de fútbol de este domingo entre el Real Zaragoza y el Lugo.
Partido de fútbol de este domingo entre el Real Zaragoza y el Lugo.
Toni Galán

El Real Zaragoza no sale del lío. Estuvo a punto, porque a falta de 120 segundos para que el árbitro pitara el final del partido, ganaba 1-0 al Lugo. Pero el Lugo logró empatar ya en tiempo añadido, con un gol evitable, y echó por tierra un triunfo que iba a dar mucho aire a Agné, al equipo y a todo el zaragocismo en el momento de mayor apuro de los últimos 70 años en términos deportivos. Fue penoso ver cómo se desperdiciaba esa vital ventaja por no saber manejar, una vez más, los últimos instantes de un partido clave. El Zaragoza no escapa de la zona baja de la tabla y, por lo tanto, el horizonte se presenta lleno de minas en lo sucesivo por culpa de ese tanto postrero de Fede Vico que amargó la noche a todo el entorno blanquillo.

En el inicio del choque, el Lugo tuvo siempre el balón. Pero fue el Real Zaragoza el que, a la contra, con balones largos a sus puntas, logró armar tres ocasiones de gol. Las dos primeras, gemelas, con disparos de Ángel y Xumetra en los minutos 4 y 5. El primero cruzó el remate fuera, mal. El segundo, disparó al primer palo y el portero José Juan sacó la pelota a córner por alto. En la tercera, Ángel falló lo infallable. Imperdonable la mala resolución del mano a mano ante el portero lucense, tras un disparo erróneo de Ros. El ariete canario reventó la pelota contra su cuerpo, con todo a favor, en vez de golpear con toque y sutileza. Era el minuto 13 y el Real Zaragoza echó a perder una excelente vía para calmar el partido y ponerlo con el viento a favor.

Esa efervescencia ofensiva decayó inmediatamente tras ese yerro. El equipo aragonés intentó penetraciones imposibles por el lado de Xumetra, muy desacertado. El resto del repertorio se circunscribió a los clásicos balonazos largos en busca de las inertes carreras de Ángel. A veces, apareció Cani en combinación con Edu García por la izquierda, pero sin definición en las proximidades del área.

Mientras, el Lugo se sintió cómodo con la marcha del partido. Poco a poco fue tomando el timón y sus salidas desde atrás en oleadas de seis o siete jugadores atacando, con las subidas de sus laterales y el apoyo de un activo Sergio Gil (pitado siempre, el aragonés, por la afición zaragocista) provocaron peligros puntuales ante Irureta. La más clara opción acabó en gol. En el minuto 18, cuando Joselu empujó a puerta vacía un centro de Pedraza -gran jugador-, pero el linier estimó que estaba en fuera de juego, muy ajustado, y lo anuló.

De ahí al descanso, los únicos peligros serios los elaboraron los gallegos. En el minuto 33, Campillo lanzó un derechazo seco desde 30 metros que se marchó alto por milímetros, rozando el larguero de un sorprendido Irureta. Y en el 45, ya sobre la bocina, el mismo Campillo recibió solo en el área, de espaldas, otra asistencia precisa del zurdo Pedraza. Se revolvió y, por fortuna para el Zaragoza, el disparo le salió mordido y al centro, donde Irureta detuvo con ciertos apuros. Un gran susto, sin duda.

El equipo de Agné se apagó como un candil con el paso de los minutos. Ni Morán ni Ros dieron fluidez al balón. Los centrales, Silva y Valentín, tampoco sacaron la pelota con precisión en ningún momento. Solo Zapater, esta vez lateral derecho (Cabrera era el novedoso y limitado carrilero zurdo), aportó ideas en el manejo de los ataques, pero nunca halló continuidad en los demás. Los extremos, Xumetra y Edu García, jamás encararon con solvencia a sus pares; y Cani entró demasiado poco en contacto con el balón. Total, que el 0-0 del descanso era un buen marcador visto lo visto, aunque siempre revoloteaba en la mente de los zaragocistas la grandísima ocasión marrada por Ángel en el inicio del choque.

El segundo tiempo arrancó atrancado igualmente para los zaragocistas. El paso por la caseta no supuso revulsivo en cuanto a iniciativa y juego. El Lugo volvía a sentirse a gusto con la pelota y a los de Agné les resultaba imposible dar tres pases seguidos con sentido. Así se encaró la parte decisiva del partido, entre incertidumbres.

Pero, de repente, el equipo gallego cometió el error de la noche. Ese detalle del que siempre hablan los entrenadores como causa de victorias y derrotas. Miquel, el central zurdo, perdió la pelota de manera suicida ante la presión de Javi Ros, siendo el último de la línea defensiva lucense. Ros se metió solo en el área y asistió atrás, donde felizmente acompañaba la contra Cani. El veterano zaragocista la puso en la escuadra, con aquella clase que nunca perderá por más años que pasen. Era el inesperado 1-0, un jarabe balsámico para un equipo y una afición que vivían ya el frenesí propio del momento de apuro que envuelve al equipo blanquillo.

Ese tanto, a falta de poco más de meda hora, modificó todo. Los banquillos empezaron a mover piezas. El Lugo, al abordaje, con Caballero, Fede Vico y Yelko Pino echando al equipo hacia delante. Agné, con Xiscu, el debutante Bedia y Barrera, sujetando cada vez más el acoso inevitable de los visitantes. Por momentos, fue un asedio. Córner tras córner, falta tras falta, balón colgado tras balón colgado ante un Irureta con ciertos nervios en los centros altos, sobre todo en un saque de esquina cerrado que se comió con mucho peligro.

Marcelo Djaló, central gallego metido a atacante, disparó en el área con todo a favor e Irureta hizo una buena parada por bajo. Y, seguidamente, Campillo botó otro córner, sabiendo los problemas del portero local, que casi entró directamente, salvando Irureta junto al larguero. El Lugo amagó mucho, pero llegó poco. Dio igual porque el Real Zaragoza sigue gafado, tocado por la vara del diablo. En el tiempo añadido, los gallegos se encontraron con el empate. De la manera más tonta. Tras un balón perdido por Morán en la medular, que llegó a Fede Vico. Este avanzó sin oposición y, desde fuera del área, sacó un chut raso, pegado al poste izquierdo, al que Irureta, corto de brazos, no llegó.

Un mazazo. Un golpe bajo, un batacazo en la nuca de los zaragocistas. La película cambió en un segundo. De la bombona de oxígeno que suponía ganar este partido para el Real Zaragoza, se pasó a un final asmático, donde todo el mundo se fue a casa con problemas para asimilar la gravedad de la crisis que sufre este equipo en este  fatal mes de enero. Un punto de 12 jugados. Adiós definitivo a cualquier aspiración de ascenso directo. Con la gatera de la promoción cada vez más lejos. Y, lo que es más preocupante, con la cola de la tabla ahí mismo. Es decir, lo más próximo es el descenso a Segunda B. Así de crudo. Los números y el ranquin no admiten subterfugios. Esto es lo que hay. Urgen soluciones.

Ficha Técnica:

Real Zaragoza: Irureta; Zapater, Marcelo Silva, Jesús Valentín, Cabrera; Morán, Javi Ros (Alex Barrera, 83); Xumetra (Xiscu, 58), Cani (Edu Bedia, 70), Edu García; y Ángel.

CD Lugo: José Juan; Calavera, Marcelo Djaló, Miquel, Leuko; Seoane (Yelko Pino, 81), Sergio Gil; Iriome (Fede Vico, 75), Campillo, Pedraza (Caballero, 66); y Joselu.

Árbitro: De la Fuente Ramos (Comité Castellano-Leonés). Amonestó a Marcelo Djaló (21), Irureta (54), Seoane (67) y Ángel (86).

Goles: 1-0, min. 59: Cani. 1-1, min. 91: Fede Vico.

Incidencias: Noche fría en Zaragoza, con 10 grados y algo de viento. El césped presentó buen aspecto. En las gradas de La Romareda, algo más de 14.000 espectadores. En el palco estuvo el exjugador del Real Zaragoza Jesús Vallejo, ahora en el Eintrach Franckfurt. Hubo pañolada en la grada en el minuto 32 en protesta por la marcha del equipo. Antes del partido, alrededor de 400 seguidores protestaron fuera del estadio, tras llegar juntos desde la Plaza de San Francisco.

>> Así hemos vivido el partido en directo. 

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