El Real Zaragoza cae en barrena tras perder en casa del vicecolista

El UCAM Murcia derrota a los aragoneses por 1-0 en un partido lleno de impotencia de los de Agné.

Tercera derrota consecutiva, sin anotar un solo gol, del Real Zaragoza desde que la liga se reemprendió tras el parón navideño. Esta vez en Murcia, ante el UCAM, el penúltimo clasificado antes del inicio de la jornada. El partido resultó una puesta en escena plena de carencias, errores, incapacidades y taras de un equipo, el de Agné, que ha perdido el norte por completo en los últimos tres choques. Un auténtico caos frente a un contrincante que permitía muchas más cosas de las que el cuadro aragonés fue capaz de ofrecer en la vieja Condomina.


Lamentable fue la primera parte del Real Zaragoza. ¿A qué quiere jugar Agné con este equipo? No se sabe a ciencia cierta, al menos desde fuera. Con el doble pivote Zapater-Jesús Valentín, la producción de fútbol es extremadamente limitada per sé. Si a Cani, el único capaz de conducir y buscar pases, nadie le sigue y nadie lo entiende, el problema es superlativo. Si, además, los extremos Xumetra y Edu García no se van de nadie y se vienen al centro, el follón aumenta. Ángel fue una isla todo el tiempo, corriendo sin sentido ni fin alguno. Para aderezar el desorden, la defensa, en Murcia, siguió dando muestras de su flaqueza, especialmente por los laterales, Isaac y, sobre todo, Casado, sobrepasado por Collantes y las basculaciones de Natalio.


El marcador al descanso era 1-0, pero pudo ser más amplio a favor de un rival, el UCAM, muy justito en todas sus propuestas, que inició el choque como colista tras la victoria del Nástic de Tarragona en Lugo minutos antes. Para cuando Collantes marcó el gol que rompió el 0-0, en el minuto 26, los locales ya habían rozado el tanto en dos ocasiones palmarias y en un par de disparos lejanos que rozaron la portería de Irureta. Digamos que se veía venir el mal desde tiempo atrás. El Real Zaragoza solo tuvo algo de iniciativa en los primeros 10 minutos, pero sin remate final en todas las penetraciones, que siempre tuteló Cani.


Natalio pudo anotar en el minuto 15 pero, solo en el área, remató raso un pase de Collantes justo al centro de la portería, donde estaba Irureta, que paró con fortuna. El mismo jugador -hijo de Illueca- amagó el gol en el 18, con todo a favor, pero su chut volvió a ir al cuerpo de Irureta, que desbarató un tanto que ya se cantaba en las gradas de la vieja Condomina. El Zaragoza era un flan, un equipo de regional en todos sus puntos de análisis que quisieran hacerse: posicionamiento, combinación, búsqueda de espacios, apoyos… un desastre creciente. En esa fase de demolición zaragocista, el ex Basha probó con un derechazo desde 25 metros que se marchó fuera, afortunadamente, rozando la escuadra derecha de un batido Irureta. Era el minuto 20 y el problema era mayúsculo para Agné y sus muchachos.


Y, claro, enseguida llegó el 1-0. Cani no contactó con Xumetra, cortó la zaga azulona y, en la contra, Jona mezcló de maravilla con Natalio, que asistió a Collantes en el corazón del área, para que éste fusilara a placer al portero zaragocista con todos los blanquillos parados, mirando, como las vacas al tren. Fue una jugada corolario del caos que se vivía en el campo desde muchos minutos atrás.


Y, como ya es habitual, de reacción zaragocista, nada de nada. Collantes rozó el palo derecho con otro disparo raso desde el borde del área en el 32. Nadie lograba pausar el partido en el Zaragoza. Nadie podía con el problema. Se llegó al intermedio con un único disparo a puerta, de Ángel en el 14, flojo, a las manos de Biel Ribas. Y con dos jugadas polémicas, anecdóticas. Un posible penalti a Cani, que le costó la amarilla porque Ais Reig consideró que simulaba la caída. Y otra acción similar, con una pelota muerta en el área a chut de Xumetra, que rechazó el portero murciano, que fue a buscar Edu García cayendo en el contacto. Ninguna se señaló como pena máxima ante las protestas aragonesas.


Los minutos se le escaparon al Real Zaragoza en salvas, en intentos de nada. Los partidos se le mueren rápidamente, como el yeso a los albañiles. Además, en Murcia, hubo muestras de desazón, de hundimiento moral en varios jugadores, que lamentaban cada pérdida de balón, cada pase al contrario (que fueron muchos), como si se sintieran incapaces de hacer lo fácil, lo lógico, lo normal en un partido de fútbol profesional. La imagen fue terrible por momentos. En un día donde se esperaba una reacción, donde no se podía perder por nada del mundo, donde el rival era menor, surgió todo lo contrario a lo previsto, a lo deseable.


Así que el descanso pasó a ser momento crucial. Sobre todo para Agné, el hacedor de este once inicial, de esta propuesta desde Tenerife. Habían calentado ya Dongou, Xiscu y Morán en los últimos minutos del primer acto. Pero no hubo cambios al inicio del segundo. Agné esperó acontecimientos. Tal vez un revulsivo oral tras su charla en la caseta.


Pero todo siguió igual en los primeros lances de la reanudación del choque. Imprecisión va, imprecisión viene. Eso sí, el Zaragoza se movió 10 metros más adelantado, porque el UCAM se replegó con la intención de sujetar su ventaja, a verlas venir en cierto modo. Y ahí, en 5 minutos, los zaragocistas empezaron a llegar a puerta por propia decantación, Primero, a balón parado: Cabrera cabeceó en el segundo palo una falta sacada por Cani y Biel Ribas sacó con el pie, en parada de balonmano, a córner. Ya había algo que llevarse a la boca. Era el minuto 10. Cuatro más tarde, Xumetra remató en carrera un centro de Isaac y la pelota la sacó de cabeza Albizua cuando iba a puerta. En la siguiente jugada, Ángel, forzado, remató en el área desviado, alto, mal. A base de aprovechar el paso atrás local, los de Agné se hicieron dominadores y parecieron creer en sus posibilidades.


Francisco, el entrenador local, fue metiendo músculo en el campo, con Manuel Sánchez y Nono, prescindiendo de Natalio uno de sus estiletes. Era una declaración de intenciones a falta de 25 minutos. El Zaragoza iba a tener la pelota y a poder crear más ocasiones. Dependía de su destreza, de sus capacidades. El UCAM cada vez se metió más atrás, apostando únicamente por alguna salida al contragolpe en busca de las espaldas de la adelantada línea defensiva blanquilla.


De esos minutos de efervescencia del Zaragoza se pasó de nuevo al alboroto. Con Valentín y Zapater en el timón y con los laterales poco ágiles en ataque, faltaba calidad e imaginación a raudales. De repente, dejaron de fluir las llegadas al area murciana. Malísima noticia cuando era imprescindible la remontada. El reloj empezó a correr a 100 por hora. Agné metió a Morán por el obturado Valentín. Y a Dongou por el apagado Edu García. A la desesperada todo.


Con el UCAM decididamente metido delante de su portero, Ángel casi marcó el 1-1 a falta de un cuarto de hora en un cabezazo picado, solo en el área, tras centro del citado Morán. Desesperante imagen, pues era un gol cantado. Pareció la metáfora de la incapacidad actual del Real Zaragoza ante un adversario que había renunciado a atacar hacía mucho. A falta de 10 minutos, los de la Universidad Católica empezaron a hacer el otro fútbol, con jugadores lesionados, un cambio que duró un minuto, pérdidas de segundos en cada falta o saque de banda… las picardías que todos tienen y en el Zaragoza tanto se echan en falta.


En esas, Agné sorprendió con el tercer cambio: quitó a Isaac para sacar a Bagnack. Increíble. La de Milla en Valladolid, el día de su destitución. Una sustitución de difícil comprensión con Javi Ros y Raí Nascimento en el banquillo y ante un rival que permitía prescindir de un defensa tranquilamente. En ese lío, Ángel y Dongou, en el 84, fallaron a bocajarro un pase de la muerte de Cabrera, que se había metido hasta la línea de fondo a las bravas.


En la recta final, en vez de llegar más ocasiones zaragocistas, lo que sucedió fue lo contrario. En la desesperación de los de Agné se abrieron puertas atrás que Collantes, la estrella local, aprovechó para generar dos acciones de gol claras. Una, la remató al lateral de la red tras una nueva salida defectuosa de Irureta. Y la otra, la echó fuera, mano a mano ante el portero vasco, rozando el palo. ¡Qué impotencia! ¡Qué desesperación de todo el zaragocismo! El colofón todavía fue más cruel. Dentro del batiburrillo de ese alocado final, Cabrera cabeceó un córner en el minuto 92, en la última pelota al área… y un defensor murciano sacó el gol bajo palos. Lo único que faltaba para dejar el paladar en el grado más amargo posible a todos los blanquillos. El no va más del mal fario, de la catástrofe general.


No hay palabras para definir lo que le sucede al Real Zaragoza desde que arrancó 2017. Se cae en barrena hacia la zona baja.

Ficha Técnica

UCAM Murcia: Biel Ribas; Tekio, Hugo Álvarez, Albizua, Morillas; Basha (Manuel Sánchez, 58), Juande; Vicente, Collantes; Natalio (Nono, 64) y Jona (Luis Fernández, 77).


Real Zaragoza: Irureta; Isaac (Bagnack, 81), Marcelo Silva, Cabrera, Casado; Zapater, Jesús Valentín (Morán, 71); Xumetra, Cani, Edu García (Dongou, 74); y Ángel.


Árbitro: Ais Reig (Comité Valenciano). Amonestó a Cani (16), Ángel (22), Marcelo Silva (46), Basha (57) y Albizua (77).


Goles: 1-0, min. 26: Collantes.


Incidencias: Temperatura fría en Murcia, 9 grados, con un alto índice de humedad. Amenazó lluvia, sin llegar a precipitar. El césped, después de haber recibido muchos litros de agua y nieve en las últimas 72 horas, presentó un estado aceptable gracias a los cuidados intensivos de los empleados del club local desde la tarde del viernes. En las gradas del viejo estadio de La Condomina hubo en torno a los 3.500 espectadores, la entrada habitual.

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