El último precedente en Segunda en el Coliseum... victoria zaragocista

En 2002, el Real Zaragoza de Paco Flores ganó 1-2 al Getafe con goles de Vellisca y Juanele. Es la única vez que se jugó este partido allí en esta categoría.

Portada de la sección de Deportes de Heraldo de Aragón el día después del triunfo 1-2 en el Coliseum del Real Zaragoza de 2002.
Portada de la sección de Deportes de Heraldo de Aragón el día después del triunfo 1-2 en el Coliseum del Real Zaragoza de 2002.
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Getafe y Real Zaragoza se reencontrarán este domingo en el Coliseum Alfonso Pérez cuatro campañas después. No se ven las caras desde la época del Primera División, que abandonó el equipo aragonés en 2013. Son tres años, cuatro ligas. Ahora es el cuadro madrileño el que viene de descender, tras 12 años consecutivos en la élite. Su caída a la división de plata es la que provoca este nuevo cruce azulón y blanquillo. Y este partido en feudo getafense lleva la memoria 14 años atrás irremediablemente. 


Porque eso es lo que hace que Getafe y Real Zaragoza jugaron un partido igual en ese escenario del sur de Madrid: 14 años. Fue el 27 de octubre de 2002, en aquella liga del primer descenso de la era moderna, cuando vino Paco Flores al banquillo de un devaluado Real Zaragoza en la era Solans. Ganó el equipo zaragocista por 1-2 en un duro partido que perdía a falta de solo 10 minutos. Lo volteó al final, cuando los nubarrones de lío gordo revoloteaban sobre el vestuario, el banquillo y los despachos de La Romareda. Vellisca y Juanele firmaron los goles de la remontada. No solo es es último precedente de un Getafe-Real Zaragoza en el Coliseum. Es el único. Porque los anteriores choques oficiales, una eliminatoria de Copa y un duelo liguero, también en Segunda, el viejo CD Getafe (predecesor del actual Getafe CF, antes de su liquidación y refundación) jugaba en un vetusto estadio de hechuras arcaicas llamado Las Margaritas, hace años derruido. 


Así pues, quienes guarden en su cerebro, por referencias o por haber estado ya en las gradas del campo del Getafe aquella mañana otoñal, se están marchando hasta finales de octubre de 2002, una barbaridad de tiempo. El Getafe, entonces, venía de Segunda B, era un recién ascendido que entrenaba Félix Barderas 'Felines', una institución en el fútbol madrileño, especialmente en la vecina Vallecas. El Zaragoza era, como lo fue casi siempre en sus pasos por Segunda, 'el Real Madrid de la categoría'.


Paco Flores alineó a Laínez; Ferrón, Paco Jémez, Rebosio, Toledo; Aragón, Corona; Galletti, Soriano, Vellisca; y Yordi. También salieron Komljenovic, Jesús Muñoz y Juanele. Los locales opusieron a Nacho; Casado, Juanma, Tena, Mario; Luis López, Borja García; Jurado, Estévez, Alberto Ruiz; y Craioveanu. También tuvieron minutos Juan Carlos, Álvaro Benito y Vivar Dorado. Arbitró el gallego Amoedo Chas, ferrolano que nunca ascendería a Primera tras muchos años intentándolo hasta su retirada.


El partido fue malo de solemnidad. Un cúmulo de errores continuos. Sin llegada al área por parte zaragocista durante 80 minutos. Y con escasos escarceos de los locales, sin fútbol en sus botas en ninguna de las líneas. Aquello, entre bostezos y pitos de desaprobación de una escasa afición (menos de 6.000 espectadores se contaron en las gradas al mediodía de aquel domingo), parecía encaminado al 0-0 inicial. Pero el partido se volvió loco en su recta final. La secuencia de los goles, surgidos de la nada, del cansancio generalizado y de los hados del caprichoso destino, lo define claramente.


El 1-0 lo marcó el Getafe en el minuto 78. Faltando solo 12 minutos para la conclusión del choque. Lo firmó Luis López en un error defensivo global. Olió a chamusquina todo el envoltorio de equipo. El Real Zaragoza había empezado fatal aquella liga y una derrota, con tan mal juego ante un recién llegado de Segunda B, habría levantado una polvareda de insondables consecuencias. Sin embargo, de la hecatombe que se mascó durante 2 minutos, surgió la figura salvadora de Martín Vellisca. El menudo extremo zurdo se inventó una cabalgada por su banda, al abordaje, sin encomendarse a nadie más que él, y se plantó en el área para soltar un izquierdazo que superó al portero local. Era el 1-1 en el minuto 80 y el Real Zaragoza tomó oxígeno y volvió a la vida. Tanto que los azulones, que se sentían ganadores, empezaron a temblar, a perder balones tontos y a echarse atrás. Flores había puesto al singular y genial Juanele, como tercer cambio, en el puesto de Corona. Solo jugó un cuarto de hora el asturiano, lo suficiente para empujar a la red el 1-2 en el minuto 89, con el partido ya agonizando.


Fue el primer triunfo fuera de casa de aquel Zaragoza que, tras ir superándose semana a semana, acabaría ascendiendo en junio como 2º clasificado. Era la jornada 8ª. En cierto modo, con un mes más de competición disputada, el guión de la película podría tener unos condicionantes parecidos a los que hoy, 14 años más tarde, se dan en el Real Zaragoza de Agné. Habrá que ver lo que dice el resultado final, si se parece tanto o no.


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