"No lo sé. No lo sé. El motivo de esta mala dinámica no lo sé. Nos está costando. Empezamos muy bien la liga, pero ahora al equipo le cuesta responder cuando nos meten un gol en contra. Nos cuesta reanimarnos después de ese golpe. Es una cosa que tenemos que trabajar y que es, sobre todo, mental", declaró Jordi Xumetra, portavoz del vestuario del Real Zaragoza este jueves antes del entrenamiento matinal en La Romareda.

Es la enésima versión en las últimas semanas vertida desde el vestuario que repica en el mismo diagnóstico del mal que sufre el equipo aragonés en su despeñamiento en la clasificación desde la 6ª jornada. Xumetra viene a coincidir con el entrenador, Luis Milla. También con Ángel. Y con José Enrique. Y con Cani. Y con Zapater... De manera sorprendente, desde la fatídica tarde de Soria, cuando el Real Zaragoza perdió 2-1 después de dejarse por el camino una ventaja de 0-1 y manifestar una nula capacidad de reacción en la segunda parte, la plantilla ha emitido señales de poseer un tóxico carácter pusilánime en las adversidades. Se hunden cuando deberían venirse arriba por calidad, orgullo y responsabilidad.

Al menos, todos sus sujetos protagonistas lo reconocen. Es el primer paso para rectificar, para intentar sanar de esa peligrosa enfermedad que está llevando al equipo cuesta abajo, con repetición de yerros letales como en Sevilla ante el joven filial sevillista (perdieron de nuevo 2-1 tras ir ganando 0-1 bien avanzado ya el partido) o, el último día, en La Romareda ante el Elche. Xumetra, a cuatro días del siguiente capítulo liguero en el difícil campo de Zorrilla, explica así el estado actual de la terapia de grupo que está llevando a cabo Milla con el equipo. "¿Qué debe cambiar? No lo sé. Sobre todo, puede ser la mentalidad que tengamos. Debemos tener más confianza en nosotros mismos. Dar un pasito adelante todos los jugadores. Con eso, y creyéndonoslo, podemos hacer algo en Valladolid", concluyó. Habrá que ver si esta medicina es intensiva, suficiente y eficaz o, por el contrario, resulta incapaz de remontar semejante inconveniente anímico.