Semana de maitines, laudes, vísperas y completas en el vestuario zaragocista

La denuncia de Milla sobre la falta de fortaleza mental de sus jugadores cuando reciben goles pone en máxima alerta a todas las áreas del club.

Milla, en la banda de Los Pajaritos, da órdenes al equipo en la segunda mitad.
Milla, en la banda de Los Pajaritos, da órdenes al equipo en la segunda mitad.
LFP

"Tenemos que hablarlo. Tenemos que mirar cosas. Tenemos que mejorarlo. Mentalmente tenemos que ser más fuertes", advirtió Luis Milla a la conclusión del penoso partido del Real Zaragoza en Soria este pasado domingo, cuando narró en rueda de prensa durante casi tres minutos su "preocupación" por el "estado mental" de su equipo cuando "recibe un galletón y una bofetada" y se aturde sin capacidad de reacción.


Es la llave directa a una semana de tensión extraordinaria dentro del vestuario y en los despachos del área deportiva. El propio entrenador pide maitines, laudes, vísperas y completas en el calendario de la liturgia futbolística semanal que, siempre a puerta cerrada, lleva a cabo el Real Zaragoza de la modernidad durante una semana normal de trabajo. Lo ocurrido sobre el césped de Los Pajaritos ante el Numancia, con los futbolistas como protagonistas, y después en la comparecencia pública de Milla, ha generado un antes y un después de este episodio soriano.


Con siete partidos de liga y uno de Copa ya disputados, la provisionalidad con la que comenzó el curso el renovado Real Zaragoza de Narciso Juliá y Albert Valentín comienza a destilar cuestiones medianamente firmes. Y la actitud del equipo en los momentos de debilidad fuera de casa (de momento, en La Romareda se lleva un pleno de victorias, tres de tres) es algo que ha terminado por alarmar a propios y extraños entre las cuatro paredes de la caseta y en la zona noble del club.


Milla no se calló. Quiso que todo el mundo se enterase de su sentir ante lo que ve y maneja desde su responsabilidad. "Yo, hoy me siento preocupado. En el descanso he visto a los jugadores abatidos. Y no tenían por qué. No tenían por qué (repitió). Puedes recibir un bofetón, pero tienes que ser fuerte de carácter y tirar hacia delante", adujo con enorme resquemor por la actitud de su grupo ante los goles del Numancia. "Lo que nos ha pasado tiene que ver más con lo mental. Lo que hemos visto cuando nos hemos ido al descanso es algo mental. He visto al equipo abatido", notificó con firma y lacre el turolense a todo el zaragocismo.


Juliá lleva desde julio subrayando en cada presentación de nuevos futbolistas que, una de las cuestiones clave que ha mirado para fichar a todos los refuerzos es su fortaleza de carácter, su capacidad para asumir la presión que exige el Real Zaragoza en su actual momento vital. Por eso, lo denunciado por Milla circula en sentido totalmente inverso a ese plan del ejecutivo catalán. "Tengo la sensación de que el equipo recibe golpes y no es capaz de salir adelante de ellos. Después de adelantarnos, hemos recibido el empate... y nos hemos caído. Nos hemos caído y no hemos sido capaces de reaccionar", explicó con dolor Milla en el estadio soriano.


Es un hecho que algo no funciona bien. Que el pretendido paso adelante de determinados jugadores no está surtiendo el efecto buscado en tan heterogénea plantilla. Y que Milla pide ayuda, en el mejor de los casos.


Por eso, hasta que el balón vuelva a rodar, en el choque ante el Córdoba en La Romareda el próximo sábado a las 19.30, las reuniones a varias bandas van a ser unas cuantas. A diferentes horas y con distintos protagonistas. La nave zaragocista necesita urgente reparación en las vías de agua que presenta. Algunas, de índole futbolística: los laterales, el pivote creativo, el repliegue defensivo, la seguridad en la portería, el manejo del plantel... Otra nueva, inesperada, de cariz psicológico y anímico. La que Milla gritó a los cuatro vientos tras perder frente al Numancia.


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