El perfil del presidente del UCAM, singular en el mapa del fútbol español

José Luis Mendoza se dio a conocer en los ambientes de élite del deporte español en 2013 al ofrecer su ayuda a diferentes olímpicos de Londres.

José Luis Mendoza (a la derecha), presidente de la UCAM, entrega una camiseta de su club al piragüista olímpico David Cal (izda.) en presencia de Alejandro Blanco (centro), presidente del Comité Olímpico Español.
José Luis Mendoza (a la derecha), presidente de la UCAM, entrega una camiseta de su club al piragüista olímpico David Cal (izda.) en presencia de Alejandro Blanco (centro), presidente del Comité Olímpico Español.
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El ascenso y aparición del UCAM Universidad Católica de Murcia en la Segunda División del fútbol español tiene menos de milagro y de rareza de lo que aparentemente parece. Detrás de un club prácticamente nuevo, sin ninguna historia detrás, sin arraigo en su ciudad ni afición propia que tire de él decisivamente (el histórico Real Murcia sigue siendo la referencia en aquella capital y región pese a estar en Segunda B, un nivel por debajo), este UCAM que va a debutar en el fútbol profesional este lunes en La Romareda ante el Real Zaragoza es un equipo que llega como un tiro a la élite a través de su presidente, José Luis Mendoza, cuyos movimientos en los últimos años en las alturas del deporte en España han sido certeros y eficaces.


Mendoza, empresario nacido en Cartagena (Murcia) hace 67 años, casado y con 14 hijos, pertenece a la organización católica Camino Neocatecumenal, los conocidos como kikos. Fue el mentor del nacimiento de la universidad privada murciana en 1997, hecho que generó una enorme polémica en la comunidad autónoma uniprovincial que, desde siglos atrás, contaba con dos universidades públicas: la de Murcia y la de Cartagena. Mendoza contó en aquel tiempo con el apoyo decisivo del Gobierno regional del Partido Popular. La primera decisión fue portada incluso en el ámbito nacional: el empresario y dirigente llegó a un sorprendente acuerdo con la Diócesis de Cartagena para que le fuera cedido íntegra y gratuitamente el monasterio de los Jerónimos de San Pedro de la Ñora, en Guadalupe (a 4 kilómetros de Murcia), con más de 25.000 metros cuadrados de superficie, donde fundó la Universidad Católica San Antonio, germen de todo el imperio que ahora rige a su alrededor y del que el equipo de fútbol es un apéndice más


Con el paso del tiempo, en estos 19 años de vida, esta universidad privada ha crecido de manera veloz y exponencial, debilitando la pujanza de las dos públicas de su región. Cuenta con más de 10.500 alumnos y en su recinto trabajan casi 1.500 empleados. En ella se imparten 24 titulaciones oficiales de grado y 31 titulaciones oficiales de postgrado, máster oficiales. En la pugna académica entre unas y otra, se achaca la captación creciente de estudiantes por parte de la UCAM por la facilidad con la que se consiguen las titulaciones en ella respecto de las históricas universidades públicas murcianas. En esa constante pelea universitaria que provocó hace dos décadas la aparición de José Luis Mendoza y su UCAM, la aparición de noticias sobre la actividad profesional y personal del cabeza visible del proyecto no ha dejado de sucederse.


El propio Mendoza admitió públicamente que era cierto que Joseph Ratzinger (Benedicto XVI), el Papa emérito, amigo íntimo suyo desde mucho tiempo atrás, era un importante apoyo directo en el Vaticano y a quien hacía personalmente donaciones de gran cuantía dineraria, alrededor de 49 millones de euros en 15 años. Este modo de proceder se leyó desde otros sectores implicados como la estrategia con la que Mendoza esquivaba el control de los responsables de la Iglesia en España, que siguen denunciando su falta de ascendencia sobre una universidad católica, que nació según los acuerdos del concordato de la Santa Sede, y que no está dirigida por el obispado -como sucede en todas las demás- y sí por una fundación particular y laica, la llamada de San Antonio de Pádua, que creó y dirige el propio Mendoza y su familia.


Dentro de estas coordenadas y una vez lanzado el día a día de la Universidad Católica de Murcia en velocidad de crucero, tras 15 años de arraigo en la región murciana, en 2013 José Luis Mendoza introdujo su empresa y proyecto académico en las élites del deporte profesional y de máxima repercusión mediática. El olimpismo, en plena crisis económica de España, fue su gran palanca de acceso a los mandos del deporte nacional y, por derivación, al resto de ramificaciones sugerentes en las que introducir su marca UCAM. El máximo responsable de esta iniciativa sin precedentes en España, Mendoza, se convirtió en lo que el presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, denominaría en 2013 como "el gran benefactor" del deporte español. Blanco firmó con Mendoza un plan de mecenazgo y patrocinio, en las puertas de los Juegos de Londres, que en muchos casos sigue hoy vigente y que se ha ampliado a nuevos deportistas.


Consistió en 200 becas en la UCAM a razón de 5.000 euros por deportista para que cursen sus estudios en Murcia mientras se preparan convenientemente en sus respectivas disciplinas. Pueden hacer la carrera sin obligación presencial, con tutores particulares, clases a través del ordenador y una flexibilidad extraordinaria en el plan de estudios que condece a los deportistas el privilegio de elegir la carga de créditos en virtud de sus compromisos deportivos en cada año. No hay límite de convocatorias para terminar sus carreras. Esto solo lo hace la UCAM. Por este plan han pasado medallistas olímpicos como el piragüista David Cal o la nadadora Mireia Belmonte. El aragonés Pablo Abián, referencia del badminton masculino. Los atletas marchadores Juan Manuel Molina, Miguel Ángel López o Benjamín Sánchez. La también nadadora Melanie Costa. Estos, la 'creme', además de las becas reciben importantes cantidades de dinero en formato de patrocinio (más de 80.000 euros, según estimaciones, dedica Mendoza a ese fin en varios deportistas concretos, al margen del millón global de las becas por estudios).


A partir de esta irrupción sonora de Mendoza en el mundo del deporte -y de su administración política-, la UCAM abrió nuevas vetas de expansión en el sugerente ámbito de los deportes con gran seguimiento de masas. Puso nombre al equipo de baloncesto de Murcia en la ACB, del que es propietario. También del Voley Murcia. Asimismo, echó una mano durante un tiempo breve al arruinado Real Murcia en Segunda B hasta que decidió elevar por encima de él a su propio club, el de la Universidad. Ha hecho del modesto club de atletismo de la localidad de Cieza (el Athleo) una pieza emergente en el sector atlético español, donde compiten figuras relevantes en distintas categorías. 


Algunos críticos de Mendoza aseguran que este exmisionero de familia, que ejerció su misión en la República Dominicana (allí estuvo en los años noventa), está utilizando hace tiempo el deporte de élite para sustentar una justificación ante la sociedad murciana que difumine con el paso del tiempo todas esas dudas y polémicas que generó en su día el nacimiento de la Universidad Católica de Murcia. Otros no consideran razonable que una universidad se implique con presupuestos de tal dimensión en terrenos que, en España, no han sido habituales para estos menesteres. Mientras tanto, entre lío y lío, Mendoza atrae cada año a sus cursos y congresos internacionales a personajes de la relevancia del expresidente del Gobierno de España José María Aznar; el Papa emérito Jozef Ratzinger, Benedicto XVI, del que es amigo íntimo; Kiko Argüello, fundador de la organización católica Camino Neocatecumenal; Javier Echevarría, prelado del Opus Dei...


En medio de esta larga y densa historia, el UCAM Universidad Católica CF asoma por primera vez en el fútbol profesional español. Un paso más en el proyecto expansivo de José Luis Mendoza tras 19 años de vida de su obra maestra: la universidad privada de Murcia.







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