El CD Leganés, club que ascendió en junio a Primera División y que va a estrenarse en la máxima categoría este año, negocia la incorporación de Diego Rico a su plantilla. El equipo del sur de Madrid, que entrena Asier Garitano, ha puesto sus ojos en Rico para reforzar el lateral izquierdo de su defensa y las conversaciones avanzan paso a paso en las últimas horas. La última estación, la más importante, es la que falta por cuadrar y es la que podría dar pie a que esta operación tomase cuerpo en las próximas horas: el acuerdo entre clubes.

El resto de las piezas han ido engrasándose de manera progresiva y han hecho ver como factible este traspaso de Rico desde el Real Zaragoza hasta el cuadro pepinero. Ahora entra en litigio la cuestión crucial: el dinero. Sabido es que, si la SAD zaragocista contempla esta operación en el vigente mercado estival es por sus necesidades económicas. Por resortes deportivos, en ningún caso barajaría desprenderse del jugador burgalés, al que captó en edad juvenil hace cinco años y a quien ha formado en la Ciudad Deportiva desde entonces. Por ello, todos los clubes que se han interesado por Rico en las últimas semanas (el Osasuna ha sido el último) han sido instados a cubrir una cifra mínima en concepto de traspaso para que, por pura rentabilidad y apremio, el Real Zaragoza acepte la venta del zaguero castellano. 

El Leganés ya sabe que, por lo tanto, no caben regateos. Rico cuesta una cantidad de partida que es innegociable. Y a ella deberá llegar. El cómo y las cuestiones que puedan aparecer de por medio en forma de otros futbolistas o circunstancias que cubran las necesidades del Real Zaragoza es lo que falta por pulir. El devenir de las próximas horas puede ser decisivo en esta ventana del mercado que se acaba de abrir desde Leganés para la marcha de Rico de La Romareda y, de este modo, el logro del flotador financiero que necesita el club aragonés para avalar su gestión ante la Liga de Fútbol Profesional.