Alberto Zapater muestra su asombrosa recuperación

El ejeano vuelve a jugar en La Romareda aportando un enorme despliegue entre la media y el eje de la defensa, con constantes órdenes gestuales al resto.

Alberto Zapater se marcha de Diego Suárez en una salida de balón desde el área propia.
Zapater muestra su asombrosa recuperación física
Oliver Duch

Alberto Zapater volvió a ser el Alberto Zapater que quedó guardado en la retina del zaragocismo cuando se marchó al Genoa hace siete años. El partidillo de entrenamiento entre los componentes de la plantilla celebrado este sábado en La Romareda, además de suponer el regreso del medio centro de Ejea a su hábitat natural con el balón en los pies, puso en evidencia que su recuperación física es un milagro, un prodigio de fe y esfuerzo mental después de casi tres años parado por un problema de pubis que ha ido derivando en ese tiempo en otras dolencias muy molestas en la espalda y el mecanismo locomotor del cincovillés.


Zapater está como un toro. La primera gran ovación de la mañana se la ganó tras una recuperación de balón al borde del área propia que sirvió para cortar una ocasión clara de gol del rival. Cortó, guardó el balón con el cuerpo, amagó ante dos delanteros adversarios y se dio la vuelta para salir con la pelota jugada. Sin nervios, con un poderío propio de alguien que, evidentemente, no es de Segunda División ni por asomo en cuanto a sus dotes técnicas y futbolísticas.


El canterano mostró al graderío su habitual ida y vuelta, su juego de kilómetros, de estar en el medio campo y recular hasta el eje de la zaga para apoyar o permutar posiciones con los centrales. Zapater siempre se retrasó para ser el timón en el inicio de las jugadas o, con su movimiento, para ganar la superioridad y facilitar que fuese otro compañero el que tirase hacia adelante con la pelota. Entonces, siempre es Zapater el que manda con los brazos, con la voz. Es el que lleva la batuta de los movimientos, como los líderes de cualquier grupo. Quienes estén en el campo junto a él van a tener que acostumbrarse a sus indicaciones. Seguramente, acabarán agradeciéndolas e, incluso, esperándolas en cada momento. 


El de Ejea se vació durante 45 minutos (cada tiempo era de 30) y acabó sustituido por el juvenil Carrasco. Se marchó a la ducha satisfecho. De entrada, para los que legítimamente tienen dudas sobre cuál puede ser el grado de recuperación física de Zapater tras su trienio maldito en el Lokomotiv de Moscú por culpa de las lesiones, este sábado ha habido ya una pequeña demostración de que la resurrección del '21' es, no solo posible, sino tal vez una gratísima sorpresa a medio plazo. Sin duda, el seguimiento de lo que ha hecho Zapater en este ensayo a puerta abierta destila una de las mejores sensaciones del momento.

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