La LFP no observa nada extraño en el Llagostera-Real Zaragoza

Quince días después de la goleada encajada por el equipo aragonés en Palamós no hay prueba, indicio o materia que investigar sobre ese partido.

El zaragocista Pedro intenta regatear a Edu Oriol, lateral del Llagostera, en el último partido de liga jugado en Palamós el pasado día 4.
La LFP no observa nada extraño en el Llagostera-Real Zaragoza
David Borrat/EFE

La Liga de Fútbol Profesional (LFP) no tiene abierta ninguna vía de análisis respecto del partido Llagostera-Real Zaragoza disputado en Palamós el pasado sábado, día 4, en la última jornada de la liga de Segunda División. Quince días después de la goleada encajada por el equipo aragonés en el estadio Costa Brava no hay prueba, indicio o materia que investigar sobre ese choque que, contra todo pronóstico, concluyó con la abultada victoria local por 6-2.


El Llagostera había llegado a ese último encuentro liguero ya descendido a Segunda B, mientras que el Real Zaragoza era 4º clasificado y le servía un simple empate para jugar la promoción de ascenso a Primera División (en ese caso del mal menor hubiera acabado el torneo 6º en la tabla) y, obviamente, en caso de victoria aragonesa, los de Lluís Carreras se garantizaban mantener ese 4º puesto y jugar el 'play off' en unas condiciones ventajosas.


La actitud indolente de buena parte de la plantilla zaragocista, de principio a fin de aquel catastrófico partido, causó estupefacción en todo el entorno zaragocista y también entre los observadores ajenos. El Real Zaragoza fue el único equipo en esa jornada, de cuantos se jugaban algo importante en cabeza, que no cumplió con su misión de vencer o, como le concedía su privilegiada posición de partida, simplemente lograr un empate. El formato de la derrota, con una goleada histórica y de imposible explicación lógica por los modales expuestos sobre el césped en la mayor parte de los protagonistas, abrió la puerta a todo tipo de especulaciones horas después de lo acontecido. La retirada, horas antes, de las apuestas sobre dicho partido en alguna casa con matriz española envolvió el partido en un halo de dudas.


Narciso Juliá debió responder al respecto en su comparecencia pública varios días después cuando se le sugirió la posibilidad de que hubiese habido algo sucio sobre el césped de Palamós. "Yo me hice esa pregunta porque, en este mundo del fútbol, todo es ya posible. Y veo que teníamos en el campo a ocho jugadores que tenían contrato en vigor para el año que viene, algo que suponía que, si subíamos a Primera División, tenían el doble de contrato. Si eso no es suficiente para salir a jugar un partido y dejártelo todo, aunque solo sea por un interés contractual y económico, ¡ya me explicarás!", razonó Juliá. "Lo cojas por donde lo cojas, la explicación a la que se puede llegar pensando mal, me parece increíble. Yo no la podría entender. Me parece que, por este lado (las apuestas), no estuvo la razón a la respuesta que dio el equipo. Es lo que creo, pero es una opinión", dejó en el aire el director deportivo del Real Zaragoza.


Juliá había trasladado cualquier tipo de responsabilidad a los propios futbolistas del Real Zaragoza sobre esta y otras cuestiones que sucedieron en el partido ante el Llagostera en aquel sábado de pesadilla: "Quizá deberías preguntar a los jugadores que estuvieron sobre el campo qué es lo que pasó", contestó el ejecutivo blanquillo al periodista.


Ahora, la LFP asegura que no hay ningún hilo concreto que seguir en relación a una posible manipulación externa del resultado de ese último partido liguero del equipo zaragocista ante los gerundenses.

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