Real Zaragoza

La guerra de Herrera

La derrota en Sabadell y la falta de recursos mostrada por el equipo vuelven a comprometer al técnico del Real Zaragoza.

Paco Herrera, entrenador del Real Zaragoza
Partido en la Romareda_2
FOTOS TONI GALáN / A PHOTO AGENCY

Tres victorias seguidas parecían aval suficiente para que el entrenador del Real Zaragoza, Paco Herrera, cerrara el año -este terrible 2013- sin complicaciones al frente del equipo. Pero en esta enrevesada entidad, cualquier tiempo de paz tiene escaso futuro y el técnico catalán vuelve a ubicarse en el centro de la diana, a afrontar una nueva batalla en el seno del club blanquillo.


La mecha se ha encendido tras el mal partido disputado por el conjunto aragonés en Sabadell: el mal juego desplegado por el equipo, la impotencia y la falta de convicción fueron claves en la derrota zaragocista. El cuadro local, necesitadísimo, sacó adelante el compromiso por las ganas y la fe en una victoria que no persiguió con el mismo ahínco el conjunto de Paco Herrera.


El técnico está en la diana desde hace tiempo. La falta de respaldo por parte del grupo directivo, es un desgaste añadido para el entrenador, que ha de impulsar al equipo y transmitir una confianza que se le niega desde arriba. 


Esa brega constante pasa factura en la parte más sensible del club, el área deportiva. Y se transmite a unos jugadores que observan con desconcierto el desarrollo de los acontecimientos. Hasta ellos mismo reconocen que actúan con la intensidad que se debe exigir de acuerdo con lo que se juega la entidad.


El entrenador se encuentra así con un puñado de frentes abiertos: por un lado, el punto de vista del club, que desde tiempo busca una fórmula para prescindir de sus servicios. Los dirigentes no han tenido reparos en diversos foros en explicar que no confían en la labor de Herrera; sin embargo, cuentan con un gravísimo problema: no tienen dinero para hacer efectivo el despido. Y eso, sin duda, frena a Agapito Iglesias.


Es exigible también una mejor actitud de los jugadores. Ellos mismos reconocían tras el partido ante el Sabadell que no habían estado a la altura de als circunstancias: "Igual no salimos con la actitud necesaria para lo que nos jugamos", señalan. 


Sin duda, la brega e intensidad de un equipo muy limitado, como el Sabadell, fue clave para el triunfo arlequinado. La formación catalana, además, se permitió el lujo de fallar un penalti.


Y existen también cuestiones que afectan a la forma de concebir el fútbol de Paco Hererra. Ni la mutación en el esquema de juego ni los cambios introducidos a lo largo del partido mejoraron a un Real Zaragoza que tampoco había demostrado demasiado en los encuentros previos. Las victorias habían arropado al entrenador las semanas previas; ahora, sin embargo, vuelve a encontrarse en el ojo del huracán.

Una crisis clásica

Al más clásico estilo de Agapito Iglesias, la llegada de estas alturas de año coincide con una crisis clásica en la que se entremezclan las cuestiones deportivas e institucionales. El dueño del Real Zaragoza afronta este jueves una Junta General Ordinaria plagada de cuestiones de calado y en la que se plantearán un buen puñado de temas vinculados a la deficiente gestión de la entidad. 


Será García Pitarch el que presente las cuentas para su aprobación en la Junta General; aunque la situación económica se enredará con la circunstancias deportivas -en un año marcado por el descenso- y, de nuevo, la enorme distancia entre los rectores del Real Zaragoza y el zaragocismo de verdad.


Al fondo, el domingo, en La Romareda, el Real Murcia. En un partido en el que vuelve a ponerse en juego el futuro del técnico. Ha habido que esperar muy poco.