Real Zaragoza

La obligación está en casa

El Real Zaragoza precisa recuperar el embrujo de La Romareda. Ante el Córdoba, busca este domingo su tercera victoria seguida y la segunda en su estadio, donde más le cuesta jugar.

El Zaragoza se desplaza a Girona
Fotografía tomada durante el partido Real Zaragoza-Girona
TONI GALáN/ A PHOTO AGENCY

Dos triunfos seguidos –importantísimos- han serenado el ánimo de un Real Zaragoza que, como dice Paco Herrera, ha empezado a creer. Los seis puntos han propulsado al equipo aragonés en esta irregular categoría y le dan la oportunidad de engancharse a lo que ha de ser su gran reto deportivo, el regreso a su sitio en la élite.


Pero el peregrinaje en Segunda es eterno y el ánimo de esta escuadra no da para mirar mucho más allá de la siguiente cita deportiva. Como se empeñan en enunciar técnico y jugadores, el objetivo se labra partido a partido.


Las citas ante el Girona y Las Palmas se perfilaban trascendentales cada una por un motivo: hace dos semanas, el futuro de Herrera estaba en juego; y en el Insular, era importante apuntalar el camino iniciado en La Romareda. Ahora, es el choque con el Córdoba, el que toca, el que brinda perfiles llamativos. El Real Zaragoza quiere encadenar una tercera victoria, que supondría, además, el segundo triunfo seguido en casa.


No es ésta, ni mucho menos, cuestión menor. El entorno del Real Zaragoza sabe –como lo sabe cualquiera que se roce con el fútbol- que los objetivos han de partir desde el hogar, desde la propia casa. La escuadra blanquilla tiene una obligación consigo misma: recuperar La Romareda; hacer de su estadio el escenario que se le supone al más serio aspirante al ascenso. Las dudas del equipo, los nervios del estadio, el miedo escénico a su propio hogar han debilitado al equipo en el estadio municipal.


Es verdad que son los jugadores los que sufren el hartazgo de una afición hastiada por la situación institucional y deportiva; sin embargo, no cabe duda que han adquirido méritos en sus últimos compromisos y que la Liga ha dado una nueva oportunidad al equipo. Sería absurdo que el zaragocismo la dilapidara por sí mismo.


Se impone así la obligación de fortalecer La Romareda, de hacerla inabordable para cualquier rival. Exigencia primera del equipo… y de sus aficionados.