Opinión

Las puertas de casa

El Real Zaragoza ultima su estreno este sábado ante el Mirandés, en el estadio de La Romareda. La afición es el valor principal de un proyecto complicado.

Partido anual en beneficio de las Peñas del Real Zaragoza
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TONI GALáN/A PHOTO AGENCY

Prolegómenos aparte y ya con la Liga empezada, se estrena este sábado el Real Zaragoza en una Romareda herida aún por el doloroso descenso sufrido por el conjunto aragonés hace dos meses y medio. El deambular al estadio municipal, domingo a domingo, se convirtió la campaña en un paseo triste hacia un descenso que sólo la esperanza quería evitar. Hasta que la propia esperanza murió en la última jornada.


La fidelidad blanquilla –admirable fidelidad- vuelve este sábado al estadio municipal para contemplar el despegue de la formación de Paco Herrera en su casa. Es precisamente el técnico catalán el agarradero principal del proyecto. La afición se sujeta a él como motor de una complicada ilusión. Que no se muestra ni en la confección de la plantilla –como es natural en un equipo de Segunda- ni en los movimientos institucionales.


El hastío y un cierto temor –fundado- se apoderan de un zaragocismo incapaz de entender los derroteros por los que discurre la entidad. A la que además se empeñan en arrebatarle las referencias. Hoy es muy difícil descubrir al Real Zaragoza en el espejo en el que se mira. Y no parece que haya demasiada voluntad de enmienda…


A pesar de todo, La Romareda abre las puertas al nuevo proyecto de Agapito Iglesias. La afición es la única que no defrauda y estará de nuevo este sábado al lado del Real Zaragoza, que necesita su apoyo, su respaldo. Toca el Mirandés. Y nos despistemos: hay que ganar.