Pablo Gállego ha aterrizado con fuerza en Nicaragua. Casi tanta como la de la lluvia que cae en este país centroamericano durante buena parte del año. El jugador aragonés cambió de aires y emprendió un largo viaje transoceánico en diciembre. Procedente del AE Larisa de la Superliga griega, el Real Estelí de la Primera División de Nicaragua es su nuevo destino. Un cambio de continente y de cultura que parece haberle sentado bien al futbolista de 24 años, que ha transportado en su maleta su habilidad con el balón.

"Vine con la motivación de que el Real Estelí sea campeón y poder medirme en la Concachampions (la máxima competición de clubes de América del Norte, América Central y el Caribe) con equipos de la Major League Soccer (Canadá y Estados Unidos) o la Primera División mexicana", explica, ambicioso.

Tras una pretemporada que ya dejó intuir su capacidad (dos goles y dos asistencias en tres partidos), Gállego ha confirmado su talento en este histórico club nicaragüense desde su debut, al igual que hiciera en la formación helena. Allí, a orillas del mar Egeo, dio un pase de gol y anotó de cabeza apenas una decena de minutos después de ingresar en el campo. Ahora, en su periplo por tierras nicaragüenses, el extremo ha participado en los cuatro primeros compromisos del Torneo Clausura 2018 con la elástica rojiblanca del Real Estelí para aportar su toque personal: tres tantos y dos asistencias. En total, 193 minutos sobre el verde salpicados de buenas acciones.

Su aportación está resultando fundamental para que su equipo encabece la tabla de la competición en solitario al contar todos los choques por victorias. Un inmaculado 12 de 12 en puntos en el que el jugador aragonés –en estos momentos uno de los máximos artilleros del Clausura– ha tenido mucho que ver. Especialmente, por su constancia anotadora. Y es que Gállego, fiel a su cita con el gol, ve puerta cada 64 minutos, un dato que da buena cuenta de su fácil acoplamiento a un fútbol muy distinto al europeo –el extremo ha militado en los juveniles del Real Zaragoza y la SD Huesca y en diversos conjuntos de Segunda B y Tercera–. "El nivel que me he encontrado es bueno. El fútbol aquí es quizá inferior tácticamente, pero físicamente los jugadores son muy fuertes", asegura.

Sus cifras han tenido traslación en reconocimientos individuales (su nombre ha aparecido dos semanas en el once ideal de la jornada), así como en la visibilidad mediática que está recibiendo tanto en los medios del país centroamericano como en la prensa deportiva española. Además, ha sido nombrado mejor jugador español en el extranjero del mes de enero por la web ‘Migrantes del Balón’. Y su gran estado de forma ya le está erigiendo en uno de los jugadores favoritos para la hinchada del Tren del Norte, como es conocido el equipo.

Aparte de su faceta deportiva, este joven aragonés estudiante de Magisterio no es ajeno a la realidad que vive el país, marcada por una pobreza no extrema, pero sí acentuada, tal y como reflejan los índices de desarrollo humano. Está en contacto con la organización no gubernamental Movimiento Rural Cristiano de Monegros y, en consonancia con su formación académica y su pasión, también planea el nacimiento de una asociación sin ánimo de lucro que realice programas de educación y deporte. Un loable fin que iría destinado a paliar el riesgo de exclusión social de ciertos sectores infantiles y que constituiría un nuevo éxito a sumar a un desembarco modélico en el fútbol del país.