Fútbol femenino: un antes y un después con acento aragonés

El Mundial de Canadá puede darle un empujón definitivo a un deporte que encuentra en el Transportes Alcaine una de sus mejores 'fábricas'.

Fútbol femenino: un antes y un después con acento aragonés
Fútbol femenino: un antes y un después con acento aragonés
Uefa

El primer Mundial de la Selección debería marcar un antes y un después en la historia del fútbol femenino. Tras décadas de trabajo y de lucha contra los estereotipos, la cita de Canadá ha potenciado más que nunca la presencia de este deporte en los medios de comunicación, con la repercusión social que ello implica. Su progresiva evolución necesitaba de ese último empujón que puede darle un evento de tales características.


Cada vez son más las instituciones, públicas y privadas, que apuestan por sus valores. Cada vez extraña menos ver a una mujer sobre un terreno de juego y su práctica está creciendo a pasos agigantados.


En España, en solo una década, las licencias de fútbol femenino se han multiplicado por cuatro, hasta llegar a las 44.873 que actualmente hay de alta, según la memoria elaborada por el Consejo Superior de Deportes. Un dato que se puede extrapolar a nuestra Comunidad, donde durante la recién concluida temporada 2014-2015, hubieron de alta 676 licencias femeninas, 132 más que en la campaña anterior y casi el triple que hace una década (251), tal y como se informa desde la Federación Aragonesa de Fútbol.


Sin embargo, a pesar del evidente despegue del balompié femenino, nuestro país sigue sin reconocerlo como oficial y solo 31 mujeres cuentan con contrato profesional. Así, en nuestra Selección encontramos dependientas, trabajadoras sociales o estudiantes de medicina, como es el caso de la hijarana Silvia Meseguer.


Uno de los descubridores de la única representante aragonesa en la Copa Mundial, David Magaña, ex-director deportivo del Tranportes Alcaine, donde coincidió durante muchos años con la internacional, considera que "la Real Federación Española de Fútbol debería plantearse llevar a cabo un proyecto que sirva para potenciar de una vez por todas este deporte" y que "el mismo consistiría, entre otras cosas, en inyectar 5 o 6 millones de euros, seguir unos requisitos de promoción y garantizar que todas las futbolistas cobren un sueldo de 1.200 o 1.500 euros". Además, valora que teniendo en cuenta las inversiones en el fútbol masculino, una mayor implicación supondría "un esfuerzo mínimo" para el estamento nacional.


En ese sentido, Magaña confiesa que, a su juicio, la evolución del fútbol femenino está siendo "más lenta" de lo que aparentaba

hace unos años. "Recuerdo como a partir de 2005 hubo un auge de las ayudas y de los patrocinadores, pero con el estallido de la crisis todo quedó estancado hasta la actualidad", explica, y lamenta el hecho de que "las jugadoras no puedan ser profesionales por falta de dinero".


De esta forma, se comprende que, hoy por hoy, España no pueda competir con otros países donde este deporte está reconocido como oficial. Alemania, cuenta aproximadamente con 1.500.000 licencias, al igual que en Estados Unidos, donde el fútbol femenino mueve más que el masculino. El país anfitrión, Canadá, tiene dadas de alta 400.000 licencias. "Muchas futbolistas han marchado porque nuestra Liga no es profesional y se les queda pequeña. Otros clubes, como el Barça o el Atlético Féminas, han tomado el modelo internacional y han apostado fuerte por el fútbol femenino, reteniendo grandes jugadoras y obteniendo grandes resultados deportivos", añade Magaña.


Precisamente en las filas del 'Atleti' actúa la mencionada Silvia Meseguer, a quien el actual asesor del Transportes Alcaine

guarda un gran afecto. "Cuando llegué a Híjar como profesor de Eduación Física me interesé por las jugadoras del pueblo y pronto me la mencionaron. Desde que la vi jugar, supe que si trabajaba bien podía llegar muy lejos", comenta, y recuerda que "yo fui quien la ubicó como mediocentro en el Transportes Alcaine, y ahí sigue jugando con la Selección".


Vero Boquete, otra de las internacionales que en su día pasó por Zaragoza, es de las que decidieron abandonar España en busca de nuevos retos. Su recompensa ha sido inmejorable. En 2014, estuvo entre las nominadas al Balón de Oro, y el mes pasado se convirtió en la primera jugadora española en ganar la Champions League. "La vi jugar un Galicia-Aragón y después varios partidos en Eurosport y me enamoré de su fútbol. Fui a Galicia a convencerla personalmente de que viniese al Transportes y conseguí que rechazase ofertas de Levante y Sevilla, por aquel entonces punteros, para que fichase por nosotros", explica Magaña, y celebra haber forzado la máquina "al máximo" para su contratación.


"Le ofrecí 1.200 euros y ser la jugadora franquicia, nuestro baluarte. A sus 17 años, ella valoró venir acompañada y me pidió que le buscase equipo en la ciudad a su hermano, que acabó jugando en el Casetas. También me exigió que le encontrase plaza en la Carrera de Magisterio", completa Magaña, y agradece a la gallega que le mencione en su biografía como "la primera persona que apostó fuerte por ella".


Como el resto de integrantes de la Selección, Boquete y Meseguer tienen en sus botas demostrar lo mucho que vale el fútbol femenino en nuestro país, ser partícipes de ese último empujón, tan complejo como necesario, y hacer soñar con un futuro impensable hasta la fecha.