Selección española

Albacete se tiñe de rojo

Durante todo el día, las arterias adyacentes al estadio Carlos Belmonte se vieron invadidas por una marea roja entre la que destacaba un número, el 6 de su paisano Andrés Iniesta.

La afición anima al equipo durante el partido
Albacete se tiñe de rojo
EFE

Las calles de Albacete se tiñeron durante 48 horas de rojo, debido a la pasión que despierta una selección española que no visitaba la ciudad castellano-manchega desde hacía cinco años cuando la Roja se enfrentó a Armenia (4-0) en partido valedero para la clasificación del Mundial 2010.


Durante todo el día de las arterias adyacentes al estadio Carlos Belmonte se vieron invadidas por una marea roja entre la que destacaba un número, el 6 de su paisano Andrés Iniesta, un auténtico ídolo en su tierra al que la alcaldesa de la ciudad, Carmen Bayod, ha definido como el "mejor embajador de Albacete".


Durante el partido, el mago de Fuentealbilla ha sido el más aclamado en las gradas, especialmente cuando saltó a calentar, fue nombrado por megafonía, en el momento en el que dio el pase a Álvaro Negredo para hacer el 1-0 ante Georgia y con un momento inolvidable cuando fue sustituido.


Los cerca de 16.500 aficionaos no pararon de realizar la ola en una primera parte en la que han resonado bocinas, trompetas y no han cesado de escucharse cánticos como "¡Qué viva España!" o el clásico "¡oé, oé, oé!" para celebrar el triunfo de los hombres de Vicente Del Bosque con el que consiguen sellar el pase al Mundial de Brasil.


Iker Casillas también se dio un baño de masas, coreado en el calentamiento tras una brillante parada y en su retirada a vestuarios tras regalar la camiseta el día que regresó a la titularidad.


El momento de la noche llegó a siete minutos del final del partido, cuando Andrés Iniesta dejó su sitio en el campo a Isco Alarcón y todo el Carlos Belmonte despidió a su ídolo en pie. La ovación cerrada emocionó al centrocampista de Fuentealbilla que devolvió con agradecimiento en forma de aplausos a la grada, el cariño a su gente. Fue su gran día.