Opinión

Marca España

Envuelta España como está en mil litigios de desprestigio, ofrece el fútbol una vía de escape, una alternativa para disfrutar, para sentirse orgulloso de la selección. La escuadra de Vicente del Bosque volvió a hacer vibrar a toda España en una semifinal épica, resuelta de forma agónica después de una impecable tanda de lanzamientos desde el punto de penalti.


No esconde el fútbol –el deporte en general- los graves problemas por los que atraviesa el país. Pero también resulta legítimo envolverse en los sabores, en las sensaciones y en la satisfacción que transmiten los éxitos de nuestros deportistas.


Vive la selección española una época admirable, asombrosa; inimaginable hace apenas unos años. Su cadena de éxitos, los dos títulos continentales y la Copa del Mundo señalan los méritos de una escuadra que ha reunido a una generación de futbolistas geniales. Que se han compenetrado y han compartido, además, una misma filosofía de juego.


El fútbol se convierte así en el verdadero embajador de la ‘marca España’: un equipo admirado, respetado, a medias querido y odiado, envidiado y al que todos analizan como un ejemplo, un reto en el que reflejarse. Argumentos en los que, incluso, debería mirarse el propio país.


Este domingo, la selección aspira a ponerle la guinda a un torneo impresionante. Ante el anfitrión, Brasil, en el estadio de Maracaná. Los dos mejores equipos del mundo: la final esperada. Para alimentar el orgullo de todos los españoles.