Real Madrid

Ana Botella, Özil y Khedira protagonizaron una sobria celebración

Los jugadores alemanes llegarón cinco minutos tarde y la presidenta de la Comunidad apareció luciendo la camiseta merengue.

Celebración del título liguero Real Madrid
Celebración del título liguero Real Madrid
EFE

El recorrido del Real Madrid por las instituciones madrileñas para celebrar la consecución del título de Liga estuvo marcado por la sobriedad, por las anécdotas protagonizadas por el lapsus de la alcaldesa Ana Botella y por la impuntualidad de los alemanes Mesut Özil y Sami Khedira.


Una semana después del baño de masas que se dio el Atlético de Madrid tras ganar la Liga Europa, arropado por miles de personas en sus visitas a la fuente de Neptuno, a la sede de la Comunidad de Madrid y al Ayuntamiento, el envoltorio que presentó las celebraciones merengues fue diferente.


Se notó la falta de aficionados con sus clásicos cánticos y carreras. No aparecieron los saltos de la presidenta Esperanza Aguirre. Tampoco se vio demasiada alegría en los jugadores, tal vez cansados de tanta celebración la noche anterior en el Bernabéu y hace más de una semana en la fuente de Cibeles.


Todo fue muy ordenado, muy puntual, sin improvisaciones. Sólo algún pequeño error dio colorido a la celebración. Uno de ellos lo protagonizaron Özil y Khedira. Ambos llegaron tarde a la primera cita, en la Comunidad de Madrid. Aparecieron algo más de cinco minutos después que el resto de la plantilla, mientras Esperanza Aguirre, enfundada con la camiseta merengue con su nombre y el número 32 (los títulos de Liga del Real Madrid) pronunciaba su discurso.


En él, la máxima mandataria pidió a todos los blancos volver con más títulos la próxima temporada. El técnico José Mourinho escuchaba atento sin corbata, el único de toda la expedición que no la llevaba. Después, el portugués habló del sueño de la Décima y Florentino resaltó la dificultad del título logrado mientras felicitó al Rayo Vallecano, que logró la permanencia y al Atlético, que consiguió Liga Europa.


En el balcón, Higuaín, cuyo futuro está por resolver, fue aclamado por los pocos hinchas que acudieron a la cita. Sergio Ramos, una vez más, bromeó con la copa y la sujetó fuerte para no sufrir otro accidente.


En la siguiente parada, el Ayuntamiento de Madrid, Casillas se colocó una gorra de chulapo. La fiesta de San Isidro planea por la ciudad, como la "Décima", una palabra que apareció por segunda vez en toda la mañana. Ese fue el camino del discurso de Ana Botella, que quiere volver a encontrarse con los blancos con ese trofeo bajo el brazo.


Pero sin querer, en declaraciones a Real Madrid televisión, cuestionada por cuál fue el mejor partido de los blancos de la temporada, la regidora eligió "El Real Madrid-Barcelona que se disputó en el Santiago Bernabéu". Aquel encuentro lo perdió el Real Madrid. Un descuido inocente.


La última parada, en la catedral de la Almudena, también tuvo su anécdota. Allí, la plantilla ofreció a la patrona de Madrid el título de Liga, que llegó acompañado de una ofrenda floral. Los cuatro capitanes, Iker Casillas, Sergio Ramos, Marcelo Vieira y Gonzalo Higuaín subieron unas escaleras para alcanzar el altar donde está la virgen.


Después, desfiló por delante de ella todas la plantilla a excepción de Lass Diarra, Sami Khedira, Zinedine Zidane, Mesut Özil, Hamit Altintop, Nuri Sahin y Karim Benzema, de religión musulmana. Esperaron para hacerse la foto oficial junto al resto de sus compañeros.


Entre el clamor de las campanadas de la catedral todos abandonaron el templo para dirigirse en autobús a una comida final en el estadio Santiago Bernabéu. Allí concluyó una jornada de celebraciones institucionales con falta de espontaneidad pero con dosis de emoción y algún lapsus que dio colorido a una soleada mañana en la que brilló la copa que acredita al Real Madrid como campeón de Liga.