EE.UU. '94, Bebeto: "Ganó el equipo que jugó mejor"

Bebeto remata un balón.
EE.UU. '94, Bebeto: "Ganó el equipo que jugó mejor"
DPA

El calor era "insoportable" y las críticas de la prensa eran tan pesadas que los jugadores optaron por no leer diarios, pero el delantero Bebeto nunca dejó de confiar en que Brasil rompería un ayuno de 24 años y conquistaría su cuarto título mundial en Estados Unidos.


En una entrevista, el jugador que formó con Romario el 'dúo diabólico' de la selección brasileña, dijo que esa certeza le llegó el 4 de julio, cuando marcó el gol de la victoria por 1-0 sobre Estados Unidos y calló a la hinchada local, que había inundado el estadio con banderas esperando celebrar con un triunfo su máxima fecha nacional.


"Fue una cosa de Dios, íntima. Ese partido fue como una confirmación. Jugábamos con diez (Leonardo había sido expulsado), era el Día de la Independencia, el estadio estaba colmado de una hinchada hostil, había todo un clima de patriotismo, la pelota no entraba al gol. Cuando marqué, me abrazé arrodillado a Jorginho y le dije: 'Hermano, ganamos la Copa".


El otro recuerdo que le quedó pegado a la mente de Bebeto es menos placentero. Se trata del fuerte calor del verano norteamericano, que el jugador define con una sola palabra: "Insoportable, insoportable, in-so-por-ta-ble". "Era terrible jugar en aquel calor, aun más con partidos disputados a las doce del mediodía", recordó el jugador, quien también sufrió en ese Mundial la distancia de su familia en momentos que su esposa Denise daba a la luz el tercer hijo de ambos.


Mateus nació el 7 de julio y motivó una celebración que se convirtió en una imagen-símbolo del torneo. Dos días después de su llegada al mundo, al marcar el segundo tanto de la victoria brasileña por 3-2 sobre Holanda, Bebeto corrió al centro de la cancha y, entre Romario y Mazinho, hizo el gesto de acunar a su hijo recién nacido.


"Lo mejor de todo es que fue totalmente espontáneo. Tras marcar el gol, pensé en mi mujer y en mi hijo. Entonces, decidí mandarle un mensaje, y hacer ante las cámaras el gesto de acunarlo. De pronto, llegan Romario y Mazinho y hacen lo mismo. Yo me sorprendí, no entendí nada... Nadie lo entendió, tampoco, hasta que yo expliqué todo en la rueda de prensa", recordó.


Según Bebeto, ese gesto reflejó también la unión del grupo de jugadores comandados por Carlos Alberto Parreira, que estaban "obsesionados" por ganar el Mundial y responder así a las duras críticas formuladas por la prensa brasileña. "Nosotros nos cerramos. Ya no leíamos los diarios. Las críticas hasta nos daban más fuerzas. Todos creíamos que responderíamos con victorias y con el título", dijo Bebeto, de 46 años.


Según el jugador, en ese momento la 'verdeamarilla' lograría derrotar a cualquier adversario, incluso a la fuerte Argentina, que terminó eliminada del Mundial tras perder a su astro Diego Maradona, excluido por doping. "Estábamos tan fuertes mental y físicamente que podríamos haberle ganado a cualquier equipo. A Argentina ya la habíamos enfrentado en la Copa América de 1989, en 1990, en 1992, en 1993... Yo nunca fui derrotado ante Argentina", afirmó.


La unión, sin embargo, no llegaba a ser perfecta, a raíz del enojo de muchos jugadores por el estilo autoritario y agresivo del capitán de la selección, Dunga.


"Dunga era muy difícil. La gente se molestaba con Dunga porque, cuando se quejaba, movía los brazos, entonces para los que miraban desde lejos parecía que estaba creando problemas entre nosotros y la hinchada... Los jugadores se ponían indignados", recordó.


Con Romario, sin embargo, la relación "era perfecta", dijo Bebeto, quien aseguró que el delantero jamás exigió privilegios especiales y que, pese a su conocida aversión a los ejercicios físicos, participó -"a su manera"- en el intenso trabajo de preparación realizado antes del Mundial. "Yo me llevo muy bien con Romario, nunca tuvimos problemas, sólo tenemos estilos de vida distintos. A él le gusta salir por las noches, yo prefiero estar en casa", afirmó el delantero.


Profundamente religioso, Bebeto rechaza sin embargo el apodo de 'dúo diabólico' dado por la prensa internacional a la pareja que formó con Romario: "Diabólico no, no me gusta que hablen del diablo... Nuestro entendimiento era perfecto, pero era una cosa de Dios".


A Bebeto también le indignan las críticas a la final entre Brasil e Italia, que pasó a la historia de los Mundiales como la primera que se decidió en penales, después de un empate sin tantos en los 90 minutos y en el alargue. Según el jugador, en ese partido "sólo estaba Brasil en la cancha"


"Italia ingresó en la cancha para empatar y llevar la decisión a penales, que era la única posibilidad que tenían de ganarnos... Ganó el equipo que jugó mejor, que buscó juego todo el tiempo, que buscó el gol todo el tiempo", señaló, al rechazar que Brasil hubiese optado por el "juego feo" para llegar a su cuarto título.


"Creo que lo más importante es que ingresamos a la historia. La selección de 1982 todos dicen que fue una maravilla. Pero ¿ganó? No, no ganó nada. No pasó de los cuartos de final. ¿Quienes fueron los que ingresaron en la historia? Nosotros, los campeones mundiales. Eso, nadie nos lo sacará", concluyó desafiante.