VUELTA A ESPAÑA

Farrar, en el nombre de su padre Ed

El ciclista norteamericano fue el más rápido en el sprint de la undécima etapa.

Cindy, la madre de Tyler Farrar, el vencedor de la undécima etapa de la Vuelta a España, reza todos los días antes del inicio de las carreras en las que participa su hijo. Podría pensarse que lo hace porque le ha visto romperse en cinco ocasiones la clavícula. Pero no, no lo hace por eso. La madre de Farrar tiene una preocupación mucho más importante. Son una familia muy religiosa, es cierto, pero esa tampoco esa la causa. Viven en los alrededores de Washingthon. Su padre, Ed, iba todos los días en bicicleta al hospital en el que trabajaba. En octubre pasado, un coche se cruzó en su camino. Ed tuvo suerte. Podían haberle partido en dos, quitarle la vida. Le dejaron paralítico de medio cuerpo hacia abajo, con todas sus facultades mentales intactas. Por él reza Cindy. Hace tres años, cuando el corredor americano Saúl Raisin sufrió un accidente que le dejó durante mucho tiempo en coma, incluyeron una nueva póliza en su seguro médico para asegurarse de la repatriación de Tyler en caso de sufrir un accidente que le dejase impedido para valerse por sí mismo.


Tiene 25 años este corredor del Garmin que lleva siete triunfos esta temporada y acumula once segundos puestos, entre ellos dos en el Giro de Italia, uno en el Tour de Francia y otro en la Vuelta a España. Cavendish es su bestia negra: "Llevaba rozando el triunfo en Tour y Giro durante todo el año y no lo había conseguido. Estaba en buena forma y apostamos por venir a la Vuelta a España. Las cosas no me salieron bien al principio de la carrera, pero al final he ganado". Vencía por delante de Philippe Gilbert, Marco Marcato e Iñaki Isasi. Óscar Freire finalizaba noveno, en una llegada complicada.


Sus comienzos en el ciclismo profesional se remontan a 2003, en la formación Jelly Belly. Durante tres años frecuentó equipos continentales. Hasta 2006 no conocería un grupo en condiciones, el Cofidis. Comenzó a crecer como ciclista hasta convertirse en uno de los hombres más rápidos del mundo, con un futuro prometedor por delante. "Las diferencias entre el Columbia y los demás grupos es que ellos son el mejor equipo del mundo para preparar las llegadas. Nosotros nos tenemos que conformar con lo que ellos nos dejan y tratar de aprovecharlo". Lo pudo decir más alto, pero no más claro. Nadie le preguntó a quien dedicaba el triunfo conseguido, pero no hacía falta.


Sus padres, Ed y Cindy, están siempre junto a él. "Siempre estás preocupado cuando un hijo corre, pero desde lo que le pasó a Ed, mucho más", dice su madre. Ed y Cindy han estado esta temporada visitando a Tyler en el Tour de Francia. En una entrevista a una revista americana, Tyler decía que su ciclismo estaba separado de la vida real. "Lo que es real es lo que hace mi padre. Lo que yo hago es deporte, lo que él hace es mucho más serio. Tengo más respeto por su ciclismo que por lo que yo siento cuando subo a una montaña".


Cuando Farrar volvió a su hotel, utilizó internet para comunicarse con su familia al otro lado del Atlántico. Había ganado. Sus victorias, sus alegrías, son las de toda la familia. Las manos de Ed son las piernas de Tyler.