NIEVE

Entre Heidi y Mirambell

Aramón Formigal propone a los clientes una nueva actividad para los miércoles y sábados noche: el descenso en trineo por la pista Río después de cenar en el hiperremodelado restaurante Cantal.

Esquiar solo no basta. Las estaciones innovan todos los años para que el cliente regrese temporada tras temporada. La calidad de la nieve y la verticalidad de las pistas casi están en un segundo plano. Lo que importa es el recuerdo de donde se estuvo. El enganche a la neurona que desde el subconsciente te anima a volver, no solo a la siguiente temporada, sino al fin de semana que viene. Y en esto, Formigal empieza a sacar alguna cabeza de ventaja sobre el resto. Esta temporada está haciendo furor el toboganing. Todo empieza por la tarde, tras una frugal cena en el hiperremodelado restaurante Cantal, un auténtico lujo incrustado en el corazón de la estación donde los atardeceres son de película. La cena -40 euros en números redondos- termina con un descenso en trineo. Afortunadamente es más parecido al de Heidi que al que llevará Mirambell en Vancouver 2010. El artilugio está hecho de madera, con patines de metal y unas cuerdas a modo de bridas. Como freno, las botas y el deseo: que la nieve no esté helada. El descenso se realiza por la pista Río -azul- y personal de la estación está al tanto de que nada ocurra durante el descenso de 2,5 kilómetros. "Todo quien lo prueba, repite", explica Javier Calzada, uno de los responsables del área de marketing de la estación.

 

Con esta nueva oferta, la 'vida' de la estación se amplía. Todo empieza a las 19.00. Los clientes suben por el telesilla Sallent de 8 plazas, una vez que han recibido la información necesaria sobre las condiciones de uso y las normas de seguridad. La estación ha realizado una importante inversión en iluminar tanto la pista de descenso como la telesilla por donde suben los clientes. La cena comienza a las 20.00 y después el descenso del trineos.

 

El tipo de clientela es la que marca el cierre. "Si ves que es un grupo que está de fiesta pues se alarga hasta las 23.00 o 24.00. Si se trata de familias, el descenso suele ser un poco antes", explica Calzada. El frío de la noche no es inconveniente alguno. Hace dos semanas, hubo una noche de -120 y todo el mundo acabó sudando. La descarga de adrenalina y la tensión está garantizada. "La verdad es que se trata de una actividad con cierto riesgo y, sí, hay quien pasa algo de miedo. Con nieve dura se coge velocidad. Al revés, es más divertido", afirma. En todo caso, Formigal cuenta con un equipo de pisteros, y personal con motos de nieve por si alguien decide que el trineo le supera o por alguien se lesiona. El descenso se realiza con la pista Río completamente pisada.

 

La actividad está prohibida a los menores de 8 años y hasta 16 tienen que ir acompañados en el trineo por un mayor de edad. Por arriba, hay quien ha repetido con 80 años. Se hace los miércoles y sábados noche, y para apuntarse hay que dirigirse a información. El cupo de inscripciones se cierra a las 17.00.