CAI ZARAGOZA

El triunfo de San Miguel

Cuatro años después de su marcha, el aragonés vuelve a Zaragoza tras lograr hacerse un hueco en la ACB.

La generación del 85 está rodeada del aroma que envuelve a las añadas más inusuales del baloncesto español. Entre ellos, Marc Gasol y Rudy Fernández, ahora en la NBA, han sido los máximos estandartes de la gloria eclosionada al amparo de la calidad de esta cosecha. Para Rodrigo San Miguel, otra perla de ese año, su gloria se empezó a dibujar desde que empaquetó su batuta de juego y marchó a Valladolid hace cuatro años en busca de lo que aquí no tenía, una oportunidad.


El domingo volverá a casa, Zaragoza, con el Ricoh Manresa para enfrentarse al CAI, un reencuentro muy emotivo para el jugador aragonés. "Será un partido especial porque después de mucho tiempo fuera vuelvo a jugar frente a frente con el equipo con el que empecé y el equipo de mi ciudad", afirma a la vez que dice esperar "no ponerse nervioso" en este regreso.


Poco queda del equipo donde echó a andar como profesional en el 2002. Ni el Mini rojo que solía aparcar en los aledaños del pabellón los días de entrenamiento ha sobrevivido. "Solo quedan en el banquillo el doctor Sarasa y Lescano, ya no tengo ni el coche con el que iba a entrenar", bromea.


Tras siete años en la elite, poco queda del niño, que como a cualquier vecino, uno se podía encontrar volviendo del entrenamiento. Su emancipación profesional fue temprana. Con 19 años ya puso rumbo al Fórum Valladolid donde tuvo "que madurar de golpe". Tras doce partidos, una lesión en la mano le mandó cedido a equipos de LEB durante temporada y media para "recuperar sensaciones". Al tercer año fue la vencida y volvió al primer equipo, donde militó dos años seguidos en la ACB.


La pasada campaña fue ardua para Rodrigo. Por capricho del destino, el "sueño" de que el CAI estuviese en lo más alto se separó unas horas solamente de que se consumase el descenso de su equipo. "Fue un año complicado, en el vestuario las cosas estaban muy difíciles, pasaba el tiempo y el ambiente no mejoraba", cuenta San Miguel, a quien todavía le da "mucha pena" no haber podido firmar la salvación de su anterior equipo.


En Manresa, ha encontrado "todo lo opuesto" a lo vivido recientemente en Valladolid. "El grupo está muy unido y con muchas ganas de reivindicarse", afirma sobre las claves de su equipo para ser una de las revelaciones de este arranque de temporada. La lesión de Javi Rodríguez le ha brindado minutos y él está satisfecho de su rendimiento en los primeros partidos donde han logrado cuatro victorias en seis jornadas.


Tiene clara la peligrosidad de la visita del domingo. "Sé que juegan a un gran ritmo, sus dos grandes referentes son Lewis y Quinteros y tiene un buen número de posesiones por encuentro", explica sobre los peligros del CAI, que puede "poner en apuros" a cualquier equipo. "En el Príncipe Felipe siempre es difícil sacar un resultado positivo. Casi todos los equipos han sufrido en ese campo, pero esperemos que haciendo nuestras cositas podamos sacar el triunfo adelante", dice con cierta tranquilidad por los resultados cosechados hasta el momento.


Que vuelva a lucir la elástica del CAI Zaragoza, es algo que es posible "a la larga". "Si en futuro se da esa posibilidad, indudablemente estaría encantado de jugar en mi ciudad", comenta. De momento, le quedan tres años en el Ricoh Manresa y su próximo objetivo es sacar un resultado positivo frente al equipo que le vio nacer.