CAI ARAGÓN 24-36 ADEMAR

El Ademar sonroja al CAI

El conjunto leonés destroza a un equipo naranja sin alma. Con la derrota, los aragoneses caen a la sexta plaza.

Stranovsky y Castresana agarran a Maqueda.
El Ademar sonroja al CAI
PEDRO ETURA/A PHOTO AGENCY

No eran gratuitos los pitos con los que la afición despidió el partido. Las ovaciones, el corro danzando en el centro de la pista, los abrazos, la alegría, en suma, pertenecen a tiempos pretéritos. El presente del CAI Aragón alumbra otros verbos. Sin preámbulos: se está a punto de tirar a la basura una temporada preciosa. Ayer, el equipo naranja perpetró un nuevo ridículo. Con la victoria del Naturhouse La Rioja ante el Reyno de Navarra, se ha despeñado a la sexta plaza. Si el sábado pierde en Pamplona, se estampará en la séptima. Hay quien dice que ser séptimo estaría incluso bien. Para este escribano, después de lo mucho y bueno vivido y disfrutado en el actual curso, constituiría un enorme fracaso. Dicho queda.


No hemos hablado del Ademar. Lamentablemente, ayer el CAI Aragón habría perdido contra cualquiera. Sin ideas en ataque, sin hombría para defender, sin ningún concepto básico del juego, sin alma, fue una marioneta en manos del Ademar. Cualquiera le habría ganado al cuadro aragonés ayer, decía. Para más inri, el Ademar no es cualquiera. Equipo y entrenador de recorrido, de escuela, de horas y horas embutidos en una pista de 40 por 20. En su defecto, más cintas vistas que en vídeos de primera. Lo sabían todo del CAI Aragón. Detalles como que el portero Álamo esperara a sacar el contragolpe para intentar pillar y hacerle gol de saque a Malumbres lo desvelan todo.


Jordi Ribera le ganó la partida y el partido a Mariano Ortega. El veterano técnico catalán se limitó a construir un sólido seis-cero en defensa. Allí se desvanecieron los tímidos ataques locales. Apenas, estornudos sobre una roca dura como el pedernal. Además de taparlo todo, los maristas supieron robar y correr. A la contra, los extremos Krivohslykov y Stranovsky hicieron un roto monumental. Lo único complicado es su apellido. El ruso y el eslovaco interpretan el contragolpe con maestría. Así se corre, así se mira, así se sorprende al portero, así se asegura el tiro.


Tras un primer cuarto equilibrado (9-9), los leoneses se fugaron gracias a su fortaleza defensiva y a la eficacia de sus contras. Todo tiros de seis metros, todo lanzamientos de un porcentraje altísimo, todo estaba sentenciado tras un parcial 0-8 que desnudó por completo las carencias del CAI Aragón. Despúes de consumado el roto, el Ademar se dejó llevar. Los visitantes jugaron ataques largos, finalizados por lanzamientos en suspensión de Buntic o en penetraciones de Dalibor Doder. Jugando con mucha comodidad, moviendo con pausa, sin ninguna prisa, el Ademar alcanzó la victoria más plácida que jamás ha atrapado en Zaragoza. Por supuesto, Ribera gestiona un gran equipo. Por supuesto, el CAI Aragón no jugó a nada.


Desorientado en pleno sprint, la derrota sufrida ayer condena al club naranja a la gesta de vencer en Pamplona. Nunca ha sido sencillo sumar en Navarra. Jamás ha ganado allí el CAI Aragón. La victoria es el único resultado que le vale al Reyno de Navarra. La misma victoria que necesita el club aragonés para agarrar la sexta plaza, el único asidero que le resta a los naranjas para no prepicitarse al pozo de la mediocridad.