REAL ZARAGOZA

Dos partidos como frontera

De no mediar dos buenos resultados ante el Betis, en Copa, y el Valencia, en Liga, Gay puede ser destituido en 7 días.

Gay busca interlocutor en el banquillo en el choque del sábado.
Dos partidos como frontera
MARCO

Comienza hoy la primera semana de cuchillos largos para José Aurelio Gay y, quizá por extensión, para quienes Agapito Iglesias decida en su momento que tienen que acompañarle en el abandono forzoso del Real Zaragoza SAD. De no mediar dos buenos resultados en los dos compromisos fuera de casa que este trepidante final de octubre pone por delante al equipo aragonés (uno el miércoles en el campo del Betis y el otro el sábado en el del Valencia), la olla puede estallar sin remedio y llevarse por delante a Gay, Nayim, Solana y un número indeterminado de damnificados colaterales ahora por definir.

De esos dos partidos que el Zaragoza jugará a domicilio en un marco temporal de menos de 72 horas, el primero, el de Sevilla, es la ida de los dieciséisavos de Copa ante un rival de Segunda División (el Betis). Y el de Mestalla ante el Valencia, se trata de un encuentro liguero de altísima dificultad ante otro de los grandes de la Liga.

El aperitivo copero tiene un rango de relevancia ligeramente inferior en la actual situación del Real Zaragoza, pues no hay puntos en juego. Ahí, la imagen que el equipo dé y los síntomas de recuperación futbolística que emita ante un rival de categoría inferior -aunque puntero y con jugadores de pedigrí superior y muy en forma como Emana o Rubén Castro- serán más importantes incluso que el posible marcador final. Al fin y al cabo, quedará un partido de vuelta en La Romareda contra los béticos (el 10 de noviembre) para decidir el pase a la siguiente ronda.

Pero, por el contrario, el envite de Valencia, el próximo sábado a las 18.00, es un lance a vida o muerte para un equipo que, o empieza a sumar puntos como sea, o se va a hundir hasta el pescuezo en las arenas movedizas de la clasificación. Si el Zaragoza no es capaz de dar la sorpresa y, como hizo anteayer el Mallorca, obtiene los tres puntos en Mestalla, estará abocado a descolgarse muy prematuramente de la pelea por la salvación y con cada vez más dificultades para hallar un revulsivo eficaz, si es que eso es posible esta vez en una SAD tan caótica y desorientada como es hoy en día la que preside Agapito.

Hasta ahora, el entrenador y sus colaboradores han vivido la caída libre del equipo con cierta comodidad. El zaragocismo ha entendido desde el principio que el equipo tiene un nivel muy justito para caminar por la Primera División y que, por lo tanto, la culpabilidad de lo que ocurre hay que centrarla en los responsables del área deportiva (Antonio Prieto y Pedro Herrera) y en última instancia en el presidente (Agapito), la trinidad que ha hecho y deshecho la plantilla bajo sus criterios particulares en los últimos tiempos.

Pero la acumulación de fiascos no perdona y, en las últimas dos semanas, Gay ha experimentado un progresivo deterioro, un proceso de abollamiento inevitable en su trabajo y su carisma como consecuencia de la brutal espiral de resultados que ha cosechado el equipo en las primeras ocho jornadas de Liga. Ni una sola victoria, cinco derrotas y cinco partidos concluidos sin marcar un solo gol. El equipo, por supuesto, es el último de la clasificación y ya ve los puestos de salvación a una distancia que va más allá del tiro de un partido.

Hace ya un mes que, durante una comida, Agapito advirtió a sus consejeros deportivos de cámara, Prieto y Herrera, que veía venir cada vez más deprisa el día en el que habría que mover el área técnica si no llegaban los resultados que saquen al equipo de la cola. En esa conversación, advirtió a sus principales asesores balompédicos que, quizá, su futuro también iría ligado al de Gay y los técnicos si estos eran destituidos.

No se ganó al Sporting. No se puntuó en Bilbao. Y el Barça, como estaba asumido, pasó por encima del Zaragoza sin demasiado esfuerzo. Así que a Gay y su equipo técnico se le agota el tiempo. O se gana en Valencia o, ante el doble compromiso frente al Mallorca y el Sevilla que el calendario programa de manera consecutiva en La Romareda en las dos siguientes jornadas (serán la 10ª y la 11ª), Agapito puede poner en marcha su plan B de cada temporada en apenas seis días. Algo que, en estos momentos, solo él tiene en la cabeza pero que ya ha dejado caer en la intimidad.