CAI ZARAGOZA

Dos arreones fueron suficientes

Al CAI le bastaron algunos momentos aislados de buena defensa y de dominio del rebote para imponerse a un voluntarioso Huelva. El juego no fue bueno, el resultado sí.

Se esperaba una clara superioridad del CAI ante un Ciudad de Huelva en crisis, pero esa solo apareció cuando tras el descanso los rojillos se pusieron las pilas en defensa, ahogaron al rival y dominaron el rebote gracias al enorme desequilibrio en el juego interior. Solo entonces los de Segura rompieron el partido. Su juego no fue brillante y demasiado irregular, pero resultó efectivo ante un adversario tremendamente voluntarioso, que se dejó la piel en la cancha y tuteó a los aragoneses cuando pudo.


La LEB no se cansa de recordar a sus participantes que si no das el cien por cien te puede dar en los morros cualquiera, incluso un equipo herido de muerte, con solo ocho jugadores de la primera plantilla y con dos hombres que apenas han completado dos entrenamientos. Después de 20 minutos entre un claro aspirante al ascenso como es el CAI y ese moribundo Ciudad de Huelva la diferencia era únicamente de dos puntos. Los rojillos querían pero no podían, ya que enfrente se encontraron un rival que no tenía nada que perder, que rebosaba ganas y cuya garra se tradujo en igualdad sobre la cancha.


Pronto los de Segura tomaron una ligera ventaja con las canastas de Lescano y Quinteros y eso parece que les hizo confiarse. Además, la segunda falta en pocos instantes de Paolo lo llevó al banco y eso redujo la diferencia y obligó al técnico granadino de los visitantes a pedir tiempo muerto. No se veía la luz.


Pero así fue toda la primera mitad, en la que los zaragozanos parecía que se escapaban pero no acababan de rematar a los andaluces. Starosta fallaba los tiros libres en su duelo de gigantones con Silinskis, y aunque la tercera personal de Drame (que obligó a Pepe Rodríguez a poner a Ermolinski de cuatro) la aprovechó Victor para anotar con facilidad el CAI solo vencía y no convencía a nadie.


En esas apareció el recién llegado, un espectacular Cameron Bennerman que con sus triples y una penetración culminada en mate que levantó al Palacio de los Deportes se unió a Van Lacke y Morón en la misión de tirar del carro onubense.


A los rojillos les faltaban muchas cosas: acierto, entrega, contundencia, continuidad...


Pero el descanso fue una fuente de inspiración y, sobre todo, de intención defensiva. La presión a toda cancha de los zaragozanos ahogó a su oponente, que anotó tres puntos en casi ocho minutos. Para entonces, ya habían despertado los de siempre, un Phillip espectacular cerca del aro y un Quinteros efectivo en momentos puntuales. Además, la decisión del entrenador local de jugar sin base no le salió nada bien y los rojillos aceptaron el presente.


De esa manera fue como el CAI cerró el encuentro. Y es que se escapó por más de quince puntos y a partir de entonces rentabilizó su ventaja. Ni siquiera el ímpetu rival, que no tiró la toalla en ningún momento, pudo voltear el choque.


El objetivo estaba cumplido, la victoria mantenía a los de Segura en lo alto de la LEB, aunque el sabor que dejó no fue el más apropiado ni el esperado.