REAL ZARAGOZA

Día de estrenos

"Al arco, al arco, vayamos al arco". El hambre de portería devoraba ayer en La Romareda a Juan Pablo Carrizo tras una semana pendiente del fax y de las sombras del campo de entrenamiento. El guardameta argentino, vestido ya de zaragocista con el 13 a la espalda, atendía a las protocolarias fotografías de su presentación sin descuidar el arco. Él buscaba su hogar. "Da igual que no haya redes, dispárenme allí". Le dispararon los fotógrafos y Abel Aguilar, su nuevo compañero, un colombiano tímido y tostado que probó las manoplas de Carrizo. Portero y centrocampista se estrenaron delante de su nueva hinchada, unas 600 personas, en su primera jornada formal como futbolistas del Real Zaragoza. Les acompañaron el presidente Eduardo Bandrés y una mochila de renovadas ilusiones.


Carrizo viene a Zaragoza con la selección argentina y el Mundial en el punto de mira y con el desafío de enterrar su paso por el Lazio. Abel Aguilar aterriza por fin en la elite. Tras pasar su vida en Europa como un nómada (Udinese, Ascoli, Xerez y Hércules), busca una pausa larga en Zaragoza. Ambos explicaron por qué aquí, en Zaragoza: "Agradezco mucho llegar a un club que está interesado en mí desde hace tres temporadas. Entonces, por diversas circunstancias no se pudo. Ante todo, me decidí por el Zaragoza por el respeto a mi persona. Me motivaba mucho venir a acá. Siempre lo tuve como una buena referencia por los argentinos que pasaron por el club, la ciudad y la forma en que se trabaja", arrancó Carrizo. Abel Aguilar recogió el turno: "Me decidí por la historia del Zaragoza. Es un club histórico, muy importante en España por su recorrido. Después de jugar en el Xerez y en el Hércules es una responsabilidad defender la camiseta del Zaragoza. Voy a esforzarme y a trabajar al máximo para llegar lo más alto posible".


Aguilar fortalecerá el doble pivote de Marcelino. Pulmones, contención y salida veloz de la pelota. "Me siento cómodo formando en el doble pivote. En la selección colombiana y en España jugué siempre en esa posición. En el Hércules me desempeñé bien ahí, marqué goles (nueve)… Pero también me adapto al rombo, situado por delante de la defensa. Hay que acomodarse a todo lo que pida el entrenador", aclaró el colombiano de 24 años. Carrizo también se definió: "No sé si soy un portero de estilo más argentino o europeo, yo siempre trato de aportar trabajo y responsabilidad. Soy un portero que siempre trata de aprender cosas nuevas para ser, cada día, más completo. El juego de pies es una de mis características, aunque en Argentina este recurso se emplea más por el tipo de juego. Allá se apoya más en el portero". Y dejó claro que aún no hay casillas asignadas: "La titularidad no la tiene nadie garantizada. Yo vengo a sumarle al grupo en los pequeños detalles".


Carrizo, además, advirtió: "Una cosa es segura: espero no ser tan protagonista como en Argentina y que lo sea el equipo. Yo soy un arquero y, por lo tanto, mi deber es defender la puerta".


Si Carrizo, de 25 años, esquiva los focos, Aguilar pretende detener su noria de equipos desde que saltó al futbol europeo desde el Deportivo Cali: "En el Zaragoza, busco estabilidad, porque es complicado ir cambiando siempre de club. Espero que sea una temporada positiva en todos los sentidos. Vengo con la mentalidad de trabajar, estoy feliz, y espero estar aquí muchos años".


Una vez concluida su puesta de largo como jugadores del Real Zaragoza, Aguilar y Carrizo cogieron un coche y viajaron a Navaleno para sumarse al trabajo de pretemporada. Les recibió Marcelino, que ve cómo el equipo va cogiendo color por todo el cuerpo: la delantera, el centro del campo, las bandas, la portería... falta poner al sol la defensa.