DESDE SUDRÁFICA

De vuelta a casa

Vicente Casanova, el vecino de Garrapinillos que ha viajado a Sudáfrica para animar a la Roja, relata sus últimas experiencias en el país africano.

Ya estamos en la final. Ayer (por el miércoles) tras el partido no me quedaban energías para escribir y lo he tenido que dejar para hoy (por el jueves). Nos despierta una mañana esplendorosa. El cielo está casi despejado y el sol brilla por doquier. Los surfistas siguen cabalgando sobre las olas del Índico y la gente paseando por las playas, aunque aquí sólo sea festivo para los turistas como nosotros. En breve cerraré las maletas y comenzaremos el camino de regreso a casa.


Desde Durban iremos a Johannesburgo (algo más de 1 hora de vuelo) y desde allí a Paris (llegamos sobre las 8.00 del viernes). O sea, entre trámites y horas metidos en el avión, son 24 horas hasta que llegue a Zaragoza. Aún con esto, ha merecido la pena. Paso a contaros como fue el glorioso día en que España se clasificó para la final del Mundial.


Por la mañana fuimos a visitar a los tiburones. Nos introdujimos en una jaula para sumergirnos con estos animalicos de Dios. He de decir que lo primero que sorprende es la cálida temperatura del agua. Fue todo bien, realmente de cerca impresionan, pero te sientes seguro dentro de la jaula. El problema fue que uno de los nuestros se cortó con la jaula en un dedo (7 puntos de sutura y 300€ de coste del hospital) y con la sangre en el agua, se acercaban con interés. Sólo eso.


Tras la comida fuimos a comer a un restaurante de comida zulú, como ya os comenté, la población negra es el 80% de la región de Natale donde está Durban. La tribu dominante son los zulús. La comida era de mucho contraste de sabores, comenzamos con una sopa de coco (sabor dulce). Continuamos con dos ensaladas: una verde normalita y la otra más rara (queso, fresas, jamón seco, cebolla, tomate cherry y salsas exóticas). Luego vino la carne guisada (pollo, ternera y otro que no recuerdo). El postre es el que más hemos visto en Sudáfrica, una especie de bizcocho grande al que se le echa por encima una salsa parecida a las natillas. Para terminar tomamos un té “Roi Bas” (quizás no se escriba así) de la zona que dicen que no tiene teína y es realmente bueno. Lo único malo, la lentitud con la que te sirven, tardamos más de 2 horas en comer.


De allí fuimos a cambiarnos para salir para el estadio con las camisetas, banderas y pinturas de guerra pintadas. Sobre las 17.30 ya estábamos cantando por las playas de Durban. Teníamos un recorrido de unas 4 kilómetros hasta el estadio. Fuimos andando porque nos desaconsejaban el uso del trasporte público por las calles cortadas que ahí. Fue muy divertido. Los sudafricanos salían por las ventanas de sus casas y de los establecimientos a la calle, a vernos pasar. Los Bafana Bafana seguían con España. Seguíamos con la tónica de que españoles auténticos éramos muy, muy pocos. Lo que seguía habiendo era gente de otros países que vestían la Roja, pero claro estos no saben cantar en español.


El camino hasta el campo fue muy divertido, conseguimos un tambor zulú y, con ligeros retoques, lo nacionalizamos. Al ritmo del tambor salía el repertorio habitual de las ‘tropas’ hispanas en el exterior. No faltaron los ‘Clavelitos’ ni el himno con la mano en el pecho. El acceso al campo fue muy rápido y los controles muy ‘manoseados’.

Seguimos pudiendo tomar cervezas en el interior del recinto, no hay problemas para nada. El campo es nuevo y se nota. Muy buenos los accesos, el baño, los bares, etc. Muchísima presencia de personal de seguridad y de voluntarios. Sólo vi que sacaron por la fuerza a un alemán que estaba un poco descentrado. Excelente buen rollo con los germanos antes, durante y después del partido.

Vimos gente de todos los lugares del planeta, algunos venían con las camisetas de sus selecciones (Bangladesh, Brasil, Camerún, Inglaterra, Norteamérica, etc). La gente quería hacerse fotos con los españoles “auténticos”. Falto algún escenario con música fuera del estadio, como sí lo había en Johannesburgo. Comenzamos a ver el partido con nervios, pero seguros de la victoria. En el descanso me lo pase genial. Ponen la música a tope (comenzando por la canción de Shakira del Mundial) y nos pegamos unos bailes brutales en un pasillo del campo.


Los Bafana Bafana no dejaron de jalearnos mientras nos contorsionábamos. Ovación final cuando comenzó el segundo tiempo y todos a sus asientos. El gol de Puyol fue en el lado del campo donde estábamos nosotros y fue una explosión de alegría. Los judíos delante de mí se lanzaron a abrazarnos, el matrimonio colombiano también, etc. Fenomenal. Creo que ha sido la victoria española que más he “sentido”. Al salir del campo todos los extranjeros con camiseta española ya se unían a nuestro grupo (sólo vi otro grupo español auténtico tan grande como el nuestro) y nos acompañaban cantando (ya sabían alguna canción).

Una multitud de paradas para sacarnos fotos con todos los ‘raros’ que veíamos por el camino. Llegamos a echar un bocado (pizzas y sándwiches) a eso de las 11,30 de la noche cuando aquí ya no te dan de cenar en ningún sitio casi. Las voces estaban muy deterioradas ya, rasgadas o desaparecidas. Después nos echamos un cubata en el mismo bar mientras veíamos por la TV repetido el partido de España.


A la 1 de la noche se me acabaron las pilas (que diría mi amigo Fermín). La noche anterior había dormido tres horas y media. Éste había sido un día agotador, comenzamos con tiburones que no nos comieron y acabamos comiéndonos las “salchichas” alemanas. ¡! Suerte para España ¡! Yo lo veré desde mi querido Garrapinillos… y esperaré volver a animar a España en la próxima Eurocopa de 2012 en Polonia-Ucrania. Dar las gracias a Heraldo de Aragón por ofrecerme la posibilidad de compartir mi experiencia a través de sus páginas. Mil gracias a todos.