REAL ZARAGOZA

Cuesta arriba y con frenos

El Real Zaragoza volvió a vivir un partido a remolque desde demasiado temprano, como ocurrió ante Málaga, Atlético o Sporting. Sus problemas le conducen de nuevo al último lugar de la clasificación.

Braulio se estrenó como goleador
Cuesta arriba y con frenos
LUIS TEJIDO/EFE

Es lo de siempre. Nada nuevo. Semejante a lo de hace quince días, tres semanas o un mes. El Zaragoza es un equipo sin competitividad y sin plan de ningún tipo. Le da para lo que le da, y eso se traduce en nada. En la condena permanente al fracaso. Ni ataca ni defiende. Ayer apenas acertó a disparar en el gol de Braulio, cosmética pura. El derrumbe del equipo es absoluto y algunos detalles advierten de su estado mortal: Gay lanza suspiros en el banquillo como una locomotora de vapor, su gesto de impotencia durante los partidos escuece a los ojos, y sus futbolistas comienzan a caer en el desconcierto sobre el campo: ayer, Ander, Gabi y Ponzio no se ponían de acuerdo en La Catedral sobre cuándo debía subir uno, descolgarse otro o bascular el tercero. La situación reúne todos los ingredientes para temerse lo peor porque ayer el Zaragoza escenificó ser un equipo carne de cañón. Un Segunda División, y de los flojos.

Hasta aquí se ha llegado de momento, con siete partidos sin ganar, una crisis en toda regla, una penuria demoledora con cualquiera. Los problemas cabe buscarlos en muchos sitios, pero no está de más comenzar hablando por la extrema conformidad con ciertos valores y la rebaja sustancial de la autoexigencia.

Al Zaragoza se le ha comenzado a medir más por cosas como el compromiso, el carácter, la intensidad, la actitud o el rigor defensivo que por el fútbol, por sus aspectos más puros: la calidad, el desborde, el remate, la creatividad, la inspiración, el ingenio? Toda la exigencia se ha desviado hacia las cuestiones primarias del juego porque el Zaragoza es un equipo decapitado de talento. Los arquitectos de la plantilla, Antonio Prieto y Pedro Herrera, lo han provocado con su imperdonable estropicio en la gestión y edificación de plantillas.

Gay soporta la situación por deber moral y por cuestión profesional. Pero se le aprecia desbordado. El equipo carece de corrección sencilla y rápida.

Ahora circula cuesta arriba, como colista, y con los frenos puestos, casi del mismo modo como el que comienza sus partidos, desatento, frío y abatido. Ante el Athletic, al minuto 11, el marcador ya dolía. Esta incapacidad para inyectarse en el guión es preocupante: contra el Málaga se perdía en el primer minuto, ante el Atlético en el 19, frente al Sporting en el 32? El Zaragoza vive remando contra la corriente. Ante el Sporting, empató un 0-2, pero ayer la épica ni siquiera asomó.

Atragantado desde los primeros latidos de los encuentros, a Gay le saltan las propuestas por los aires, pero el equipo presenta reacciones muy sintomáticas: intenta más cosas con el marcador adverso que nivelado. Incluso ocurrió, aunque de modo tímido, ante el Athletic, cuando el equipo se estiró, también en parte gracias a la relajación rival, con el partido ya imposible y Pinter expulsado en el vestuario.

Lo peor parece no haber pasado. El calendario quema y ya amenaza el Barça.