MALLORCA 1-4 REAL MADRID

Cristiano quiere la Liga

Un ¿hat-trick¿ del luso permitió al Madrid remontar el duelo en Mallorca y aferrarse a sus opciones de lograr el título liguero.

Cristiano Ronaldo celebra uno de los goles que anotó ayer en el Ono Estadi.
Cristiano quiere la Liga
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Resopló Cristiano Ronaldo cuando el Mallorca se puso por delante y los cimientos del Ono Estadi temblaron. LLegaba la ‘bestia’ para cambiar el signo del partido y demostrar que se trata de un ‘animal’ estratosférico, odioso para los rivales, con tics de ser un soberbio insoportable pero capaz de ganar él solito un partido. Bueno, con la ayuda de Sergio Ramos en los pases largos y de cierta pasividad de la zaga y portero mallorquinistas, pero con un carácter ganador inigualable.


Hasta cojo, como pareció quedarse tras recibir un golpe en su maltrecho tobillo, Cristiano es temible. Firmo su primer ‘hat trick’ de la Liga tres días después de salvar al Madrid del naufragio ante Osasuna y ya acumula 25 goles en 27 partidos. Un ser insaciable, inquebrantable, portentoso, descomunal. Todo en él es exagerado. Gracias al luso, el Madrid despachó con una goleada algo engañosa el séptimo choque de esta Liga en el que tuvo que remontar. Ya suma 30 triunfos este curso, récord absoluto, y nueve victorias seguidas fuera. Pero sigue a expensas del Barça, que se jugará la Liga en el Pizjuán ante un Sevilla que disfruta en zona de ‘Champions’.


Manzano no fanfarroneaba al decir la víspera que el Mallorca era el favorito. Era una forma de empezar el partido. Pretendía elevar la autoestima de su tropa, presionar al rival y demostrar que tenía el partido estudiado. No le importó regalar el balón al Madrid y juntar sus filas en apenas 30 metros. Una superpoblación de hombres, sobre todo por el centro, que atascó a los blancos mientras aguantó el físico. Forzaban los bermellones el robo de balón y salían como flechas en busca de su objetivo.


Y el Madrid era un equipo descosido desde el principio. Sorprende que por la baja de Marcelo haya que modificar casi toda la defensa. Ramos a la derecha, Arbeloa a la izquierda y Garay al eje junto a Albiol. Un síntoma de que existen desequilibrios en esta gran plantilla de estrellas. Como Sergio subía todo el rato, el Mallorca le buscaba la espalda. También sufrían los de Pellegrini a balón parado. Y para construir, porque ni Granero ni Kaká se ofrecían y Xabi Alonso no encontraba su sitio junto a Gago.


El primer susto para el Madrid, fruto de un desajuste, llegó enseguida. Menos mal para su interés que el asistente de Clos vio un fuera de juego milimétrico del ‘Chori’ y ordenó anular el gol. Poco después, un córner mal defendido, un rechace y un cabezazo de Aduriz sin oposición. De nuevo, al Madrid le tocaba remar contracorriente.


Cristiano decidió salir otra vez al rescate, pedir todos los balones, entrar como una fiera. Si Arbeloa no la daba en un desmarque, le hacía un mal gesto. Si Josemi le encimaba, le lanzaba el pie o el brazo. Pero si Sergio Ramos lanzaba un balón largo, buscando la espalda de los baleares, ahí estaba el portugués corriendo, y aprovechando una indecisión de portero y central. Uno por el otro y la casa sin barrer. Y el de Madeira se golpeaba el pecho para dejar claro que ahí estaba él. ¡Vaya que si estaba!


Con el ex madridista Borja Valero omnipresente y futbolistas con unas condiciones soberbias para salir al contragolpe, el Mallorca no se vino abajo y dispuso de dos excelentes ocasiones antes del descanso. Pero ni Castro ni Aduriz acertaron ante Casillas. Dos jugadas que marcan el desenlace de un partido, porque el grande seguro que luego no te perdona, y quién sabe si de una Liga. Quedó patente en la reanudación, cuando los isleños se quedaron sin fuelle y Cristiano conquistó definitivamente Palma. Tanto brilló que hasta salió ovacionado cuando le cambiaron. El golazo de Higuaín, con un soberbio balón picado a pie cambiado, cerró otra noche de contrastes para el Madrid, que se mantiene agarrado a la Liga porque cuenta con un futbolista de ensueño.