REAL ZARAGOZA

Cita con la salvación

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El guardameta zaragocista Roberto, sentado dentro de la portería, en una sesión de entrenamiento.
Cita con la salvación
TONY GALáN/ A PHOTO AGENCY

Zaragoza. Cumplió el Real Zaragoza con la obligación del pasado sábado: un triunfo imprescindible en Riazor para mantenerse un palmo por encima del descenso. Además, el cuadro aragonés recuperaba un 'golaverage' -su ventaja con el Tenerife- que también resulta fundamental a estas alturas del Campeonato. Más aún, cuando se aprieta el acordeón de los implicados en el descenso.

Vivió el Real Zaragoza el sábado una cita de primer nivel, una exigencia soberana en su pelea por conservar la categoría -algo fundamental para la entidad blanquilla-. Pero tiene la oportunidad -y la obligación- de dar el gran salto, un salto casi definitivo, en el duelo del próximo miércoles, ante el Espanyol. La victoria auparía al conjunto de José Aurelio Gay casi a la estratosfera de quienes pelean por huir del descenso; al hemisferio de los 40 puntos, a donde nunca podría llegar el Xerez y quedaría muy alejado de formaciones como el Valladolid y Tenerife que, entre otras cosas, deben enfrentarse a un Barcelona aceleradísimo en la batalla por el título de Liga.

El conjunto aragonés consiguió sobreponerse a la línea de los últimos partidos, cuando el calendario le había deparado, de forma consecutiva, los enfrentamientos con el Mallorca en casa, Athletic en San Mamés y un Real Madrid supermotivado -que lo pasó muy mal- en La Romareda.

Pero esos encuentros guardaban una mentalidad, una actitud, una exigencia personal. Y si el equipo era capaz de mantener el tono mostrado sobre todo ante el Real Madrid, la salvación estaría más cerca.

Es verdad que el Real Zaragoza no fue en Riazor el mismo equipo que se encaró con el conjunto de Pellegrini. Se alió en La Coruña con circunstancias que le permitieron llevarse el triunfo. Tal vez, porque lo necesitaba más que el Deportivo de Miguel Ángel Lotina. Pero tiene un aire, una convicción y un deseo claro, que es de salvarse. Hace tiempo que no mira la camiseta del rival para luchar por la victoria; y eso le ha merecido un respeto, una consideración entre el resto de sus rivales.

Hoy el Zaragoza no es ese equipo enclenque y timorato que caía en picado hacia la zona más delicada de la clasificación. Es una formación que sabe ganar en casa y fuera y que se acerca con mucha más soltura que muchos de sus rivales a los puestos de salvación.

Lo que no puede permitirse es un nuevo desliz, dormirse en el momento más delicado, cuando ya acaricia una salvación que ha dejado escapar en otros momentos, en situaciones similares. El mal tono mostrado por el equipo en Almería o Pamplona debe servir de magisterio en esta cita trascendental.

Enfrente, aparece un Espanyol que no es un equipo demasiado sólido fuera de Cornellá. Ha ganado dos partidos y ha empatado cinco; el resto, otros diez encuentros, los ha perdido. Sus 41 puntos son casi una garantía definitiva de salvación. La motivación, por tanto, nada tiene que ver entre un equipo y otro.

El otro elemento distintivo de este partido será la implicación de la afición. El horario de la cita -el miércoles a las 20.00 en La Romareda- complica el desembarco de seguidores. Sin embargo, el comportamiento ante el Real Madrid, en donde la grada se convirtió en un acicate fundamental para el equipo, debe ser un estímulo para arropar al equipo en un momento decisivo.

El Real Zaragoza se juega buena parte de la temporada el miércoles. El reto de Gay y de Nayim es mantener la motivación de la plantilla, no permitir que el equipo se duerma, se olvide de todo lo que se juega y caiga en la indiferencia. La salvación está mucho más cerca. Ahora es preciso sujetarla.