La decente participación que por ahora están teniendo las tres selecciones de Asia Oriental (Japón y las dos Coreas) en el Mundial de Sudáfrica ha causado en China fuertes críticas de los aficionados al bajo nivel de su fútbol nacional, e incluso peticiones de que todos los internacionales chinos sean reemplazados.

Obsesionados con compararse con otros seleccionados asiáticos, estos aficionados han convocado en la web Kaixin.com una encuesta preguntando si el equipo nacional debe ser cambiado totalmente y sustituido por uno nuevo, y el 97 por ciento de los más de 50.000 sondeados han contestado afirmativamente.

"Fuerza y suerte son dos factores cruciales para alcanzar la Copa del Mundo. A nuestro equipo nacional le faltaron las dos cosas en los años pasados", destacó uno de los periodistas deportivos más veteranos, Zhao Zhen, citado por el diario "China Daily".

Los foros de Internet en China hierven con críticas al equipo nacional pese a que no esté compitiendo en el Mundial, sobre todo al compararlo con las actuaciones de los 'onces' asiáticos.

Corea del Sur y Japón han ganado en Sudáfrica en sus debuts respectivos, perdieron sin excesiva humillación en el segundo encuentro ante dos potencias como Argentina y Holanda, y llegan al tercer partido con grandes posibilidades de pasar a octavos, algo que sólo han conseguido cuando disputaron el Mundial en casa, en 2002.

En cuanto a Corea del Norte, que hoy juega con Portugal la "revancha" del mítico partido del Mundial 66, jugó de tú a tú contra los favoritos brasileños y perdió por la mínima, algo que escuece a los chinos por el hecho de que en el partido que ellos disputaron contra los cariocas en 2002 acabaron sucumbiendo por un claro 4 a 0.

Además, los hinchas e internautas chinos han quedado prendados del patriotismo que muestra el jugador norcoreano Jong Tae-se, cuyas lágrimas cuando sonaba el himno nacional antes del partido con Brasil lo han hecho muy famoso en China.

China sólo ha disputado unos Mundiales, los de Corea y Japón 2002, aprovechando que en aquella ocasión la fase de clasificación era algo más sencilla, al estar precisamente surcoreanos y japoneses fuera de ella en calidad de países anfitriones.

En aquella ocasión, los chinos, comandados por Bora Milutinovic, perdieron todos los partidos y no fueron capaces de meter ningún gol, lo que les condenó al penúltimo lugar, tras tocarles un complicado grupo en la primera fase (Brasil fue campeona y Turquía quedó tercera).