ASCENSO AL DHAULAGIRI

Carlos Pauner y Marta Alejandre alcanzan la cima

Carlos Pauner y Marta Alejandre alcalzaron la cumbre del Dhaulagiri (8.167m). Para el jaqués es su octavo ochomil mientras que la zaragozana es la primera aragonesa en conseguirlo.

Carlos Pauner cumplió su promesa. A las 10.15 hora española, el alpinista jaqués sacaba ayer de su mochila la bandera de Aragón y la posaba en la cima del Dhaulagiri. El éxito, logrado de forma épica, es doble porque, noventa minutos después, la zaragozana Marta Alejandre culminaba el ascenso al séptimo techo (8.167 metros) y escribía su nombre en la historia del montañismo en nuestra comunidad al convertirse en la primera mujer aragonesa en hollar un ochomil. En el Campo Base de la "montaña blanca", Javier Pérez, el tercer miembro de la expedición que no pudo completar la hazaña, mostraba su "alegría y satisfacción". La jornada de ayer, muy intensa en la cima del Dhaula, también será recordada porque la guipuzcoana Edurne Pasaban se convirtió en la tercera mujer (tras la austríaca Gerlinde Kaltenbrunner y la italiana Nives Mero) en coronar diez picos con más de 8.000 metros de altura. Mientras que su compañero de "Al filo de lo imposible", el ecuatoriano Iván Vallejo, pasó ayer a formar parte de la leyenda al integrarse en el selecto grupo de ocho montañeros que ha escalado las catorce cimas más altas del planeta sin oxigeno artificial.


"Estamos muy contentos, pero destrozados", fueron las primeras palabras de un emocionado y exhausto Pauner tras culminar su octava cumbre más elevada que se añade a su currículo. Los sentimientos son difíciles de explicar: el agotamiento, la sed, los recuerdos de las personas más queridas producen en la cumbre sensaciones únicas. Los ojos capturan como una cámara las imágenes de los minutos pasados en la cumbre. El deportista de Montañeros de Aragón poco pudo disfrutar porque un brusco cambio del tiempo en forma de tormenta, con rayos incluidos, le obligó a iniciar un precipitado descenso. Por detrás, Marta Alejandre terminaba de dar los últimos pasos que le llevaban a la gloria. La ilusión de la principiante, su estreno en un ochomil. Pauner la esperó en la cota 7.900 para iniciar juntos la bajada al Campo III, donde pasaron la noche.


"Se han cumplido los pronósticos, aunque ha hecho viento y desde el Campo Base veíamos cómo la montaña se cubría. Temíamos que se hubieran dado media vuelta. Tampoco podíamos contactar con Carlos por el 'walki talkie', así que ha sido un poco de suspense", relataba ayer Javier Pérez. El zaragozano aspiraba a completar su primer ochomil, pero en el primer día del ataque al Dhaula, que se inició el lunes, tuvo que darse media vuelta. "Salimos un poco tarde del Campo I al II y me dieron unos mareos por el calor", reconocía.

 

La culminación del reto deportivo, que arrancó el pasado 24 de marzo en Zaragoza, ha seguido el programa previsto. Tras una accidentada llegada en helicóptero al Campo Base el 6 de abril, vino la obligada aclimatación a la altura, con la equipación de los distintos Campos. El asalto a la cima era inminente. Todas las expediciones estaban pendientes de los partes meteorológicos, y las noticias no eran buenas: un frente con nieve y viento avanzaría sobre la zona durante unos diez días a partir del 2 de mayo. "Sucedió muy rápido, en cuestión de horas. Todos estábamos a la espera de que parara el viento, y cuando supimos que había una ventana de buen tiempo se tocó corneta", relataba ayer Javier Pérez. Fue el pasado domingo.


Pauner, Alejandre y Pérez partieron el lunes hacia Campo 1, a 5.850 metros, aunque el último no pudo continuar la marcha. El martes, los dos himalayistas alcanzaron el Campo II (6.800 metros) junto con las demás expediciones, en total, unas 25 personas. Hacía mucho frío y el viento era fuerte. Al día siguiente prosiguieron la siguiente etapa del tortuoso camino, la más complicada, la más difícil. Al Campo III (7.300 metros) llegaron "tarde, había mucha gente y todas los demás grupos ya habían colocado las tiendas en la zona más protegidas", detallaba Pérez. La pareja de alpinistas aragoneses pasaron una noche "muy mala, sin apenas dormir después de cumplir con la obligada hidratación". 'Solo' les faltaban poco más de 850 complicados metros hasta la cumbre.


Carlos Pauner y Marta Alejandre salieron en la madrugada de ayer, hacia las tres, con destino a la cima. Más viento helador. Iniciaron la escalada y, luego, la travesía para acceder al corredor que sube directo al pico. Más de once horas de exigente ascensión. Los aventureros alcanzaron su meta a las 10.15 y a las 11.45 y después iniciaron el camino de regreso hacia el Campo III. "Ahora nos queda lo peor, viene la parte más difícil porque estamos muy fatigados por todo el esfuerzo", afirmaba Carlos Pauner. Un merecido descanso para afrontar el último tramo de la montaña que les lleve a reunirse hoy con Javier Pérez. Será entonces cuando la expedición aragonesa pueda celebrar, en la seguridad del Campo Base, la culminación de la gesta.