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La final de la Copa de la Reina en Zaragoza, récord de asistencia del baloncesto femenino

El Casademont Zaragoza captura el título copero empujado por 10.800 espectadores. El registro constituye el récord de asistencia en el baloncesto femenino español

Perspectiva del pabellón Príncipe Felipe en la gran final entre el Casademont y el Perfumerías Avenida.
Perspectiva del pabellón Príncipe Felipe en la gran final entre el Casademont y el Perfumerías Avenida.
Francisco Jiménez

"Sí, sí, sí, la Copa ya está aquí", reverberaba el pabellón Príncipe Felipe. La expresión de alegría, además de ser cantada en su mayoría por su aficionados aragoneses y de proclamar la condición de campeón de la Copa de la Reina del Casademont Zaragoza, constituye la mayor manifestación de júbilo en la historia del baloncesto femenino español. No es una opinión emanada desde una euforia zaragozana igualmente histórica. No es una opinión, decía: son datos. Jamás una final del certamen copero español había reunido a 10.800 espectadores. Los 10.800 espectadores que abrazaron al campeón, al Casademont Zaragoza.

El gran partido respondió exactamente a su enunciado. Grande en todos los parámetros. Desde los acústicos hasta los estrictamente deportivos. Se aprecia a la legua la vinculación de la firma Endesa con el baloncesto español. No solo con la ACB, sino con todo el baloncesto. También con el femenino. Muchísima energía trasladada igual a vatios que a decibelios. Casi hace daño escribir vatio con uve. Mucho más cuando la unidad de potencia eléctrica se designa en honor de James Watt... Pero, lo dicho, no lleva doble uve... Muchos vatios y decibelios a saco desde antes del salto inicial, con una presentación para recordar, con un violín capaz de interpretar hasta a los Guns N’ Roses en su delicioso ‘November Rain’.

Tanto el equipo como la afición festejó el título en el pabellón zaragozano.

En la misma presentación ya se evidenció que el público iba a ser factor. Había alguna camiseta verde del Araski en un rincón del sector D, algún seguidor (y seguidora) del Girona, y un millar de aficionados azules del Perfumerías Avenida de Salamanca. Tras la extinción de la Unión Deportiva Salamanca de fútbol y mucho antes del Salamanca de la ACB, el conjunto de baloncesto femenino ha pasado a ser el gran referente del deporte salmantino. En Zaragoza volvieron a demostrar su entidad, igual deportiva que social.

Desde nada más echar el balón al aire, los árbitros también comenzaron a ser factor. No fue la tarde de Carlos Javier García León, Sandra Sánchez González y Javier Ávila Zurita. Sus vaivenes correspondieron con los vainenes del marcador. Que en la entrega de trofeos solo se pitara al trío arbitral, habiendo conquistado el título el equipo local, lo proclama todo. Ciertamente, por momentos hasta anhelábamos ver en la pista al gran Carlos Peruga, que se encontraba al borde de la misma.

Casi 11.000 personas al grito de "¡Campeonas!" auparon al equipo.

La afición se entregó, se dejó la vida como se la dejó su equipo. Solo así se alcanzó un triunfo épico. En medio de la desorientación arbitral, sin un código legal al que seguir y respetar que no fuera el libre albedrío de los árbitros, el partido se movió en márgenes muy estrechos. A Gatling, que cometió (o le señalaron...) más faltas en ataque que en defensa, no le dejaban moverse. El resto, unas y otras no mostraban pericia alguna para anotar: 24-24 al intermedio.

En la reanudación, un parcial 1-9 disparó a las salmantinas. Aquí llegó la acción clave del encuentro. Con 25-34, la capitana aragonesa, Vega Gimeno, fue descalificada a falta de 6.31 para el final del tercer cuarto. Sin su alma, todo parecía perdido para el Casademont. Pero no. En Química lo explica muy bien Henri-Louis Le Châtelier. El principio que lleva su apellido subraya que todo sistema o proceso químico evoluciona para contrarrestar una perturbación. 

El Casademont se ha impuesto al Perfumerías Avenida.

Las lágrimas de Vega Gimeno abandonando la pista proclamaron la perturbación. El sistema era el Casademont y su afición. El Casademont estaba muerto, pero, donde no llegaron sus fuerzas, llegó el corazón de su afición. En otra pista, en otro lugar, con cuatro gatos en la grada, el Perfumerías Avenida habría ganado de calle. Pero ayer, ese gran equipo que disputa todas las finales, el que juega en las mejores pistas de la Euroliga Femenina, fue abducido por 10.800 aragoneses que elevaron al Casademont a la condición que merece: campeón de la Copa de la Reina.

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