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Charli López Rodríguez: "Sufro esclerosis, pero la Copa del Rey me sigue dando alegría"

Hoy se cumplen 37 años de la gesta frente al Barcelona. El mítico alero revive la hazaña.

Baloncesto
Charli López Rodriguez.
Heraldo

Tal día como hoy hace 37 años, una bandeja de Juan Carlos López Rodríguez hacía campeón de la Copa del Rey al CAI Zaragoza ante el Barça (81-78). Postrado en una silla de ruedas (sufre esclerosis múltiple), hablando con dificultad, al otro lado del teléfono llega desde León la voz del eterno ‘ángel de Charli’ para narrar la victoria.

Durante el confinamiento me dio por rebobinar partidos que marcaron una época. Reconozco que la final con el Barça la vi más veces que el gol de Nayim...

Yo también me acuerdo mucho de ese partido. Mejor dicho, ese partido no se me olvidará jamás.

A nadie se nos olvidará jamás, Charli.

Sufro esclerosis múltiple desde 2006. Le iré contando. Desde luego, la Copa del Rey que ganamos con el CAI Zaragoza me sigue dando alegría, mucha alegría.

Hay muchas jugadas de esa final para el recuerdo, pero la canasta final, ese eslalon hasta la eternidad finalizado con una bandeja, es imborrable.

Robamos el balón, podíamos congelar y ganar el partido, pero vi un pasillo y me decidí a entrar entre Sibilio y dos gigantes, dos monstruos como David y Starks.

Valiente como el acero...

Ganamos el partido, el título; pero luego la trascendencia del título fue muy superior. No fue una Copa del Rey cualquiera. Un equipo medio se hacía grande. El CAI pasó a atraer a mucho público. Allá donde íbamos, llenábamos el pabellón. Era un equipo muy especial en todos los sentidos.

El equipo de moda de la recién nacida ACB.

El Real Madrid y el Barcelona tenían muy buenos equipos, de lo mejor de Europa. Y también el Joventut de Badalona. Nosotros teníamos un equipo muy apañado, pero fichó Kevin Magee y dimos un salto de calidad enorme.

¿Recuerda la llegada de Magee?

Claro. Increíble, un jugador increíble, con una potencia extraordinaria. También estaba Allen, el otro americano. Otro gran jugador, fantástico reboteador. Fernando Arcega era el capitán y ya era internacional. También estaba Indio Díaz, que venía del Real Madrid. Y un buen base, Manel Bosch. Y Paco Zapata y Pepe Arcega, que eran muy jóvenes, pero también fueron internacionales. Un gran equipo, un equipo especial, diferente...

Explíquese, por favor.

Empezando por el presidente, José Luis Rubio, siempre muy encima de todo, muy preparado, un adelantado a su tiempo. Y el entrenador, el argentino León Najnudel, un técnico diferente.

¿Diferente?

Sí, entrenábamos diferente, jugando. Insistía mucho en jugar, jugar y jugar. Con eso nos liberábamos. Jugábamos muy sueltos, sin presión, expresando todo nuestro talento. Quizá por eso obtuvimos esos grandes resultados. Era un equipo sin complejos, con carácter, con personalidad. Antes había jugado en el Estudiantes, con Fernando Martín, y en el Joventut.

Después jugó en Huesca, con Estiragués y Alocén.

Jugué con Alberto Alocén. Estiragués ya se había marchado. Allí fui el máximo triplista de la ACB, empatado con Chicho Sibilio; pero me dieron a mí el título porque metí los mismos triples en menos partidos. Todavía hablo con Alocén. Me alegro mucho por la trayectoria de su hijo.

¿Sigue manteniendo contacto con Zaragoza?

Solo le perdí la pista a Manel Bosch. Del resto, hablo con todos. Con Fernando, con Pepe, con Zapata, con Rubio... Me llaman y se interesan por mi estado. Además de grandes jugadores, son grandes personas. También voy frecuentemente a Zaragoza para ver a Emilio Biel, que me trata sensacional en su consulta. Allí hago rehabilitación de mi enfermedad.

Reside habitualmente en León.

Así es. Me casé y tuve tres hijos. Me divorcié. Ahora tengo 61 años y vivo en León con mi madre, Nélida, que tiene 85 años.

Muchas gracias por sus palabras, eterno Charli.

Muchas gracias por acordaros de mí.

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