El Barça se impone al Madrid en la Copa del Rey con una final de locura

Con prórroga forzada por Llull y decidida por Tomic con polémica, el equipo azulgrana revalida la Copa ocho años después, de nuevo en casa de los blancos.

Los jugadores celebrando el triunfo tras el partido
Los jugadores celebrando el triunfo tras el partido
Efe

Con una lección de orgullo y espíritu de campeón en una final épica, de locura, con prórroga forzada por Sergio Llull sobre la bocina y decidida por una bandeja convertida por Ante Tomic a falta de un segundo que necesitó ser revisada para añadir aún más emoción e incertidumbre a una tremenda batalla y a un enorme partido de baloncesto, el Barça frustró el intento del Real Madrid de reconquistar la Copa en su propia casa. También lo consiguió el equipo azulgrana hace ocho años en el mismo escenario, donde el equipo blanco aspiraba a destronar al Barcelona y a adjudicarse el título ante su afición 59 años después y volvió a estrellarse por cuarta vez, de nuevo ante el eterno rival, el enemigo más odiado, que con la reválida del trofeo sumó su vigesimoquinta Copa para acercarse a dos del Madrid.

Con polémica y mayor dolor todavía perdió el equipo de Pablo Laso la Copa, después de haber tirado una ventaja de hasta 17 puntos que llevaba en el tercer cuarto (58-41) de una final que fue un carrusel de vaivenes y de emociones, hasta que Tomic se encargó de destrozar lo que iba a encaminado a ser una fiesta madridista por todo lo alto. Aún tuvo Llull en sus manos, desde su propia cancha, un último lanzamiento a la desesperada, que se estrelló en el aro, también cuando el luminoso ya anunciaba el término de la prórroga y de una final increíble que ganó el Barça gracias, no sólo al autor de la canasta que resolvió el título, el exmadridista Tomic repudiado en el WiZink Center, sino a su carácter de equipo, físico, temple y lanzamiento exterior, y a un base descomunal llamado Thomas Heurtel. El francés se encargó de resucitar al Barcelona cuando la Copa ya había tomado color totalmente blanco al final del tercer parcial (60-46), cuando Gustavo Ayón llevaba también entonces camino de ganar el MVP que se mereció Heurtel.

Cuando el Madrid, con una exhibición defensiva y de tiro exterior en ese tercer parcial se encargó de borrar de la pista al equipo de Svetislav Pesic, resurgió en el cuarto el mejor Heurtel y el letal tiro exterior de los azulgrana para, con un descomunal parcial de 1-17, volver a poner al Barcelona por delante y destrozar todo el trabajo anterior de los blancos. Con el choque de nuevo igualado, relanzado por un gran duelo de bases entre Heurtel y Campazzo, llegó un trepidante final del tiempo reglamentario en el que el argentino del Madrid falló el tercero de sus tiros libres, Víctor Claver el segundo de los suyos y todo quedó en manos de Llull, para que el balear hiciese explotar el pabellón sobre la bocina, llevando el desenlace a una prórroga de infarto.

En esos últimos cinco minutos fue el Barcelona quien tuvo más aplomo, porque al Real Madrid, que también acusó el cansancio de tres partidos sin descanso y se quedó sin Rudy Fernández, por primera vez se vio algo sobrepasado por la presión, con un conjunto azulgrana mucho más intenso y concentrado. Y cuando el Madrid tenía la Copa agarrada con 93-92 a falta de cuatro segundos, llegó la determinante acción de Tomic en la pintura madridista, y de nada sirvió el tapón de Randolph, porque tras verse por televisión, se certificó la canasta del pívot croata que mató a los blancos. Después de verse ganadores en más de un par de ocasiones ambos equipos, la moneda cayó del lado azulgrana, cuando tras la canasta de dos de Llull que llevó a una prórroga y que dio un golpe moral a los azulgrana se esperaba que los blancos se sintiesen poderosos de nuevo para derrocar al defensor del título. Pero este Barcelona tiene también mucha ambición y carácter ganador.

Con un desenlace brutal, lo mejor llegó tras el descanso, porque la táctica, con defensas en zona de ambos equipos, se impuso al espectáculo en una primera parte tremendamente igualada (35-35) en la que el Barcelona no permitió ni un solo punto al contraataque de los madridistas. Tuvo que Llull, que salió en el segundo período, cuando el Madrid estuvo siete abajo, el que levantase a su equipo y al pabellón, con velocidad y tiro exterior, aprovechándose el balear y su equipo de una defensa zonal ante la que se estrellaron entonces los azulgrana. De un 16-23 se pasó, gracias al efectivo trabajo madridista atrás y a los triples de Llull, a un 27-25 que volvía a equilibrar la batalla de físico y pizarra.

Después de que Tomic y Claver destacasen en un primer parcial en el que la que se impuso la defensa en zona culé y el mayor ímpetu del conjunto de Pesic, el Madrid comenzó a tomarle el pulso a tan complicado choque en cuanto Llull saltó a la pista. Resurgió entonces el carácter de campeón del Real Madrid, relanzado por los bombardeos del escolta menorquín, pero no tuvo continuidad el conjunto local y así sufrió un varapalo para la historia.

- Ficha técnica:

93 - Real Madrid (16+19+25+17+16): Causeur (14), Randolph (16), Campazzo (19), Ayón (12) y Deck (2) -equipo inicial-, Rudy (5), Llull (13), Reyes (2), Carroll (5), Tavares (2) y Taylor (3).

94 - Barcelona Lassa (20+15+11+31+17): Pangos (10), Ribas (2), Singleton (4), Claver (15) y Tomic (14) -equipo inicial-, Seraphin (6), Hanga (2), Heurtel (22), Oriola (7) y Kuric (12).

Árbitros: Juan C. García, Miguel A. Pérez y Bejamín Jiménez. Adam Hanga fue eliminado por cinco personales (m.41).

Incidencias: Final de la Copa del Rey disputada en el Palacio de Deportes (WiZink Center) de Madrid ante 13.468 espectadores. Algunos de los actores de la película "Campeones" entregaron las réplicas del trofeo a los jugadores del Barcelona.

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