Valencia 77 - CAI Zaragoza 83

El CAI hace historia y se planta en semifinales

El conjunto aragonés se convierte en el primer debutante en el 'play-off' que consigue avanzar de ronda tras vencer a Valencia por 77-83.

El CAI celebra su pase a semifinales
El CAI celebra su pase a semifinales
EFE

No existen adjetivos de grandeza suficientes para relatar la gesta lograda por el CAI Zaragoza esta temporada. Por méritos propios, el club aragonés se ha convertido en el primer debutante en el 'play-off' de la Liga Endesa que consigue avanzar de ronda. Historia de la ACB. Páginas de oro escritas con un baloncesto de 24 quilates. Los zaragozanos, a través de la fuerza del bloque, llegan a semifinales tras ejemplificar todos los valores que conlleva la palabra equipo. Un auténtico ejemplo de superación que ha hecho estallar en mil pedazos todos los límites preconcebidos.


Contra todo pronóstico, el conjunto rojillo jugará en semifinales. Todo un hito. La forja de una leyenda. La recompensa merecida a un grupo que, con humildad, nunca se puso un techo. Salir a la pista y competir es el lema del cuadro dirigido por José Luis Abós. Sencillo 'leitmotiv' que les ha llevado a dejar por el camino a un Valencia Basket diseñado para mucho más. A pesar de la diferencia presupuestaria, depreciando el factor cancha, el CAI Zaragoza simplemente fue el mejor. Y eso es decir mucho, habida cuenta del indudable potencial del rival.


De la eliminatoria entre zaragozanos y valencianos se podría escribir un bonito libro. Incluso, un 'remake' de la Cenicienta. Primer acto triste, feliz baile de tres prórrogas en el segundo y, finalmente, zapato de cristal que entrona a los aragoneses. O, lo que es lo mismo, un tercer partido en el que la escuadra rojilla supo ser superior. Tanto que, a pesar de la igualdad vista sobre el parqué durante casi todo el choque, no hizo falta llegar a un final apretado.


La batalla librada por taronjas y rojillos fue física y, sobre todo psicológica. Balance entre cabeza y cuerpo que el CAI supo nivelar mejor. Manejando en todo momento los tiempos y aguantando los embistes de un nervioso rival que, cuando vio que no lograba despegarse en el marcador a través de argumentos baloncestísticos, tiró de una agresividad límite que, sin embargo, no desconcentró a los zaragozanos.


Así, durante los primeros dos cuartos, el partido trascurrió tremendamente apretado. Cada posesión fue un combate e introducir el balón por el aro suponía una odisea para los dos gladiadores. Ante este panorama, los rojillos se encomendaban a Michael Roll, el mejor de los visitantes con 19 tantos. Cabe resaltar, también, el gran partido de Jones, que terminó con 15 de valoración. Algo que, a estas alturas, no es novedad. Claro que, en frente, Faverani, como en toda la eliminatoria, presentaba resistencia con sus mates directamente copiados a Shaquille O'Neal. Piernas abiertas al colgarse del aro que, afortunadamente, no intimidaron a nadie. El poste brasileño, con 17 de valoración, fue el más destacado de los suyos. Pero, aunque estuvo bien acompañado por el resto de la rotación interior naranja, Dubjevic, Lishchuk y Doellman, no encontró ayuda en la exterior.


José Luis Abós, que tácticamente ha conseguido vencer la partida a Perasovic, leyó la situación y, después de varios cambios durante los dos primeros cuartos, mantuvo la defensa en zona en la segunda mitad. Estrategia que terminaría asfixiando a Valencia por completo. Muestra de ello es el 0/7 en triples de Pau Ribas, por ejemplo.


Antes de caer, eso sí, Valencia embistió. Tanto en su presión defensiva como en ataque. Así, mediado el tercer cuarto, los locales llegaron a conseguir una ventaja de cinco puntos que, tal y como estaba el encuentro, parecía un mundo. Era el momento de los valientes y el CAI encontró al hombre sin miedo, Jon Stefansson. En dos acciones, el islandés volvió a empatar el partido y, por primera vez, los valencianos vieron que la derrota era una opción plausible. Sintieron vértigo.


Si el CAI está entre los grandes es porque se comporta como uno de ellos. Por eso, al ver a su contrincante dubitativo, comenzó a golpear. Dos triples consecutivos, de Roll y Stefansson, quiénes si no, generaron una pequeña ventaja al inicio del último cuarto. Avisando de que la sorpresa era factible. Valencia, al son que marcaba el CAI, se cubrió como pudo pero, cuando el cronómetro marcaba sus últimas cifras los aragoneses jugaron su carta final. El as que todo lo puede y que, en los momentos calientes, lleva el dorsal 12 de Pedro Llompart.


Un partido más, como si fuese algo sencillo, el mallorquín tomó la responsabilidad y con sus guantes ignífugos controló un balón que para el común de los mortales era puro fuego. Primero, un triple desde siete metros. Después, una canasta. Jugadas que, junto a la serenidad de Van Rossom en la línea de personal, terminaron sentenciando el choque. Al final, 16 tantos y 20 de valoración para el base balear. Exhibición del que es uno de los jugadores más decisivos de la Liga Endesa.


En sus último coletazos, los nervios y Doellman amagaron con resucitar algún fantasma enterrado. Menos mal que una falta antideportiva a Van Rossom terminó con la alarma. Los dos autobuses de aficionados zaragozanos que se dieron cita en la Fonteta se hicieron con el sonido ambiente y, finalmente, la fiesta, visitante claro, se desató en el parqué. El CAI Zaragoza hizo historia. El sueño no termina todavía.



Ficha técnica:


Valencia Basket: Markovic (4), Ribas (8), Kelati (5), Doellman (14) y Lishchuk (10) -quinteto inicial- Faverani (12), Dubjevic (12), Martínez (5), Pietrus (-), Robinson (4) y San Miguel (3).


CAI Zaragoza: Van Rossom (8), Roll (19), Stefansson (13), Aguilar (5) y Jones (10) -quinteto inicial- Rudez (6), Llompart (16), Golubovic (2), Fontet (2) y Toppert (2).


Parciales: 20-21, 18-14, 18-19 y 21-29


Árbitros: Martín Bertrán, García González y Castillo. Excluyeron a Markovic por cinco personales.


Indicendias: Tercer partido correspondiente a los cuartos de final del 'play-off' de la Liga Endesa celebrado en el pabellón Fuente de San Luis ante 8.200 espectadores.