CAI Zaragoza

Problemas en el rebote

En sus tres últimos partidos, el CAI Zaragoza ha permitido capturar a su rival 12 rechaces ofensivos. En dos de ellos, esta fuga resultó clave para certificar la derrota.

Imagen de un encuentro del CAI Zaragoza en el pabellón Príncipe Felipe.
CAI Zaragoza 88 - Caja Laboral 75_3
EFE

¿Por qué pierde el CAI Zaragoza los finales apretados? Esta pregunta, que a buen seguro ronda la cabeza de todo aficionado rojillo que, atónito, haya presenciado a través de la televisión cómo su equipo ha caído en sus tres últimas salidas, tiene difícil respuesta. La búsqueda de patrones comunes entre un encuentro malo como el realizado en Murcia, la debacle sufrida en Valladolid o la competitividad interrumpida demostrada en Vitoria resulta insatisfactoria. Incluso, en la lectura de las jugadas finales, en las que los aragoneses tuvieron el tiro definitivo, siendo este fallado por Rudez, Roll y Van Rossom respectivamente.


En el primer caso, el croata, que estaba siendo el más destacado del encuentro, se equivocó claramente al precipitarse con un tiro tras reverso cuando tenía tiempo suficiente para armar algo más consistente. El estadounidense, por su parte, fue objeto de una falta que no fue señalada por los colegiados, decisión que enfadó enormemente al club rojillo, el cual se quejó de manera amarga por medio de su entrenador, José Luis Abós. Por último, Van Rossom falló tras recibir un pase precipitado de Roll, que se quitó el balón de encima al no poder superar a San Emeterio. Tres jugadores, tres situaciones y un mismo desenlace.


La clave, por ello, se encuentra en otro lugar. En la jugada que precede al último lanzamiento. La raíz de por qué el CAI debe acudir al cara o cruz que supone el desenlace sobre la bocina. Concretamente, el quid se esconde en el rebote.


En líneas generales, los zaragozanos son un conjunto con una capacidad reboteadora estándar. Con un promedio de 32,83 capturas por encuentro, permanecen décimos en la lista de equipos que más rechaces atrapan. Una posición alejada de lo deseable si se quiere estar en la élite de la Liga, aunque tampoco tan baja como para tildarla de dramática. Lamentablemente, en su contra se figura la tendencia establecida en los tres últimos encuentros, en los que los rivales han conseguido 12 rebotes ofensivos cada uno.


Algunos de ellos definitivos para la derrota rojilla final. Así, todavía permanece en la memoria colectiva el palmeo de Hunter para que Nacho Martín mandase a la prórroga el encuentro disputado en Valladolid. Una acción que se complementa en el territorio de las pesadillas con el rebote ofensivo capturado por Bjelica para meter en el partido al Caja Laboral cuando los rojillos iban mandando por cinco en el marcador y habían conseguido forzar, merced a una gran defensa, un triple de Lampe bien punteado por Norel. Jugadas clave, pese a no ser la puntilla definitiva.


Por lo tanto, el problema para los zaragozanos está más en su propio aro que en contrario. Así, en esta categoría, el CAI Zaragoza no posee ningún jugador entre los 15 mejores reboteadores defensivos de la Liga Endesa. Siendo, Henk Norel y Pablo Aguilar, con 3,4 capturas por encuentro, los más destacados del plantel. El otro habitual del juego interior, Joseph Jones, atrapa 2,5 balones sueltos por encuentro. Misma cantidad que el escolta Michael Roll e inferior a los 3 que promedia el base Van Rossom. Rudez, alero que ha tenido que ocupar el 'cuatro' en varias ocasiones, aporta 1,9 rechaces.


Este domingo, visita el Príncipe Felipe el jugador que más rebotes ofensivos consigue en el campeonato, Joakim Donaldson (3,11 rechaces por partido). Una piedra de toque para el juego interior rojillo, que precisa asegurar el cierre de su aro para continuar compitiendo con los mejores equipos de la ACB.