DERBI ARAGONÉS

Apasiona

Plegaditas, guardadas en la cartera y a buen recaudo en el bolsillo. Ha pasado más de medio siglo desde la última vez que Huesca y Zaragoza se vieron las caras en partido oficial de Liga, y volver a verlo bien merece pasar un poco de frío y aguantar el cierzo en una típica mañana de diciembre. Desde bien temprano, cientos de aficionados a los que no se les pegaron las sábanas -o sus 'emisarios'- se agolparon en los aledaños de La Romareda para hacerse con una de las entradas que ayer se pusieron a la venta para presenciar el derbi aragonés del próximo sábado.


Mientras, la fiebre continuaba en Huesca: ayer se volvieron a esfumar la nueva remesa de 600 entradas enviadas después de que se agotaran los cerca de 1.500 pases del derbi vendidos el marttes en apenas treinta minutos. 2076 entradas en total para los seguidores azulgranas, mientras en Zaragoza también se calentaba la pasión de la gran cita con 3.100 entradas vendidas en ventanilla, quedando algo más de 4.000 disponibles.


Acostumbrados a las largas colas para hacerse con un billete para ver a los grandes, en las taquillas del Real Zaragoza se trabajó a destajo. Levantada la persiana, el goteo de aficionados fue constante y fue configurando una estampa bastante atípica en un estadio de Segunda, más propia de un evento de la máxima categoría. Todos querían "cuanto antes" su entrada, la de sus hijos o la de cualquier amigo. "Vendré con mis dos sobrinos, que son de Huesca, así que ya puede ganar el Zaragoza... porque si no, qué cruz voy a tener con ellos", bromeaba el zaragozano Nacho Plaza mientras guardaba las cinco entradas que acaba de adquirir para el partido que definía como " histórico". Lo curioso era que los primeros de está peculiar 'avalancha' eran oscenses. Elena y Úrsula, estudiantes de Huesca pero residentes en la capital aragonesa, se acercaron bien pronto para hacerse con 11 entradas para sus amigas, aunque ello les suponía el 'esfuerzo' de saltarse alguna clase.


Y entre tanto trajín, las obligatorias quinielas. Aunque las rivalidades quedan aparcadas hasta el sábado, muchos ya lo tenían claro. Los seguidores de la SD Huesca tenían claro que su equipo tiene que venir a La Romareda a hacerse con los tres puntos. " Cero a dos, y los tres puntitos nos los subimos para el Alcoraz", comentaba Alberto, aunque inmediatamente recibía la réplica de un paisano suyo acérrimo al Zaragoza: "Yo soy de Huesca, pero en el corazón llevo al Zaragoza, y el partido se queda aquí con un 3-1 como una casa". El desenlace a estas apuestas, el próximo fin de semana en Zaragoza. Sea cual sea, el resultado quedará para la historia.