REAL ZARAGOZA

Agapito y Lendoiro estudian un cambio de cromos

El plan que podría terminar cuajando en los próximos días dejaría a Lafita en el Dépor, traería a Pablo Álvarez al Zaragoza y permutaría a Pablo Amo por Ayala, que hoy se convierte en comunitario.

Agapito Iglesias y Augusto César Lendoiro, los máximos responsables de la gestión del Real Zaragoza y del Deportivo de La Coruña, respectivamente, acometen unas horas decisivas para el futuro de sus plantillas. Ambos dirigentes podrían reconstruir sus equipos en esta recta final del verano mediante una carambola a tres bandas que acarrearía un cuádruple cambio de cromos entre ambas entidades: Lafita y Ayala jugarían en el cuadro coruñés y Pablo Amo y Pablo Álvarez lo harían en el Zaragoza.


Anoche, el entorno del Deportivo era una olla en ebullición. Lendoiro tenía cita para cenar con José Luis Tamargo, representante del asturiano Pablo Álvarez, interior diestro de la cantera gijonesa que tiene Marcelino en sus preferencias desde que vino al Zaragoza en mayo. La cena, como es tracional cuando el presidente gallego invita, habrá durado hasta bien entrada esta madrugada. Tamargo llevaba en la cartera dos ofertas de Primera División (del Racing, donde ya jugó Álvarez cedido la pasada liga, y del Málaga). Pero Lendoiro habrá propuesto al agente la salida hacia el Zaragoza como lo más conveniente para los intereses blanquiazules. De tomar cuerpo esta sugerencia (Tamargo y Álvarez tendrían que dar el visto bueno), el puzle podría comenzar a tener forma.


Mientras eso se conoce en Riazor en las próximas horas, hoy al mediodía en Zaragoza, el argentino Fabián Ayala jura la Constitución Española y se convierte, además de en ciudadano español, en futbolista comunitario. Este importante cambio de estatus del internacional albiceleste va a favorecer su salida hacia un club de Primera si el acuerdo económico es favorable para todas las partes. Y ahí aparece de nuevo la figura de Lendoiro y el Deportivo como estación posible para Ayala. Traspasado su paisano Coloccini al Newcastle inglés, el cuadro coruñés tiene un agujero tremendo en su zaga que debe cubrir lo antes posible. Ayala, como ya fue el año pasado aquí respecto de Gaby Milito, se ve en La Coruña como un remedio ideal que aporta experiencia, prestigio y galones. El Zaragoza siempre ha tenido al paranaense como uno de sus elementos prescindibles, sobre todo por el altísimo costo de su ficha para jugar en Segunda División. Aunque el Dépor tiene claro que, de ningún modo, puede acometer ese salario de 2,8 millones de euros, es posible que negociado en una multioperación como la que se está estudiando, sí que pueda terminar encajando.


Y es que el puzle que se está armando entre Zaragoza y La Coruña cuenta también, como es sabido, con la pieza de Pablo Amo. El central de la cantera de Mareo es cortejado por el club aragonés desde hace un mes y, a título particular, el acuerdo con él es un hecho. Solo falta limar la postura del Deportivo y eso, en este flujo y reflujo de piezas que surge ahora entre ambas entidades, parece más factible. Amo se pondría a las órdenes de su valedor, Marcelino, y Ayala sería un bálsamo para el preocupado Lotina.


Al final, el 'caso Lafita' es el punto de partida de este peculiar y expansivo plan. Del tira y afloja que mantienen entre bambalinas Agapito y Lendoiro a cuenta del interior zaragozano, surgirían el resto de operaciones para que todo el mundo acabase satisfecho. Aunque el Dépor pagó 2 millones de euros e hizo efectiva hace un mes la opción de compra del aragonés, el Zaragoza escruta la posibilidad de volver a recomprarlo ya mismo utilizando un resquicio en la redacción del convenio entre ambos clubes, que le permitiría no tener que esperar al 30 de junio próximo. Ayer, en rueda de prensa, el técnico deportivista, Miguel Ángel Lotina dejó patente la tensión que se vive en La Coruña al respecto: "Estoy convencido de que, a estas alturas, el Zaragoza no nos puede hacer una faena así", afirmó el vasco. Lotina dijo imperativamente que "Lafita se tiene que quedar y se va a quedar". Quizá a costa de una cascada de operaciones anejas.