Hace justo seis años, el 21 de mayo de 2018, la SD Huesca alcanzaba por primera vez en su historia la categoría de oro del fútbol español. La gloria le sonreía a un humilde de verdad, acostumbrado a navegar durante gran parte de su historia en la Tercera División, Segunda B y, desde hace apenas 20 años, en Segunda División.

Lo de humilde, porque en aquel curso 2017-18 en el que se consumó el ascenso inédito, el club altoaragonés sostenía el quinto tope salarial más bajo de los 22 equipos, solo por encima del Lorca, Nàstic, Reus y Numancia, además de contar con el sexto presupuesto con menor volumen (7.7 millones).

Tocaba el cielo un equipo que fue el reflejo más fiel de que querer es poder. Nada frenó la ilusión de un grupo que creyó sin límites: ni la mayoría de presupuestos de los equipos de Segunda, que se encontraban muy por encima de lo que por entonces sostenían las arcas del club, ni el objetivo predeterminado de la permanencia.

Un equipo sin secretos, como si de una familia de toda la vida se tratara. Un grupo de amigos en el que destacaban figuras como Chimy, Melero, Moi Gómez, Cucho, Álex Remiro o Jorge Pulido -único superviviente actual-, y que nadie se hubiera imaginado lo que se les echaría de menos desde sus marchas. El míster Rubi, protector y guía, condujo hasta el ascenso directo a aquella primera remesa de 'galácticos' de la SD Huesca. La otra llegó con la segunda subida.

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La noche de aquel lunes de mayo en el Anxo Carro acabó transformándose en el escenario más especial para el club y la parroquia azulgrana en toda su historia. Nada lo va a cambiar, pase lo que pase. El gol de Álex Gallar en el minuto 6, y otro de Jorge Pulido en el 32, encarrilaron un triunfo que se traduciría en el ascenso sin precedentes a Primera División. Los 75 puntos que entonces acumulaba el cuadro de Rubi a falta de dos jornadas eran suficientes. En anécdota -incomparable- también quedó el siguiente encuentro, el de la jornada 41 (Huesca-Nàstic), epicentro de un Caso Oikos que murió por sí solo.

Dos años después, ocurrió de nuevo. El 17 de julio de 2020, tras la victoria sobre el Numancia en El Alcoraz (3-0), la SD Huesca certificaba su segundo ascenso a Primera División. El segundo -y último- desde que la entidad viera la luz. Aquella temporada iba a concluir con el mejor broche posible: el trofeo de campeón de Liga que quedó sellado en la última jornada disputada en El Molinón, donde un gol de Cristo dio la victoria al combinado oscense.