No se trata de una prueba competitiva, pero los 180 participantes en la Carrera de Navidad de Huesca han derrotado este lunes 25 de diciembre a dos rivales durísimos: la espesa niebla y los excesos de la cena de Nochebuena. La finalidad, pasarlo bien entre amigos y practicar un rato de deporte, se ha vuelto a cumplir con creces en una jornada que ha amanecido fría y con niebla. Kilómetro a kilómetro, el sol se ha ido abriendo paso para alegría de los atletas, que ha completado la denominada ‘vuelta larga’ de 15 kilómetros con salida y llegada en la capital oscense con ritmo trotón y una sonrisa a prueba de turrones.

Esta sana costumbre, iniciada hace 43 años por los amigos José Armisén, José Ariño y Álvaro Martín, ha ido creciendo y manteniéndose en el tiempo, con un cambio generacional continuo, el adiós a muchos buenos amigos y la actual organización del Club Atletismo Intec-Zoiti para no dejar nada al azar dentro de su carácter amateur. Cuenta con la colaboración de la Policía Local y de dos empresas, Distribuciones Correas y Eboca, para que no falte el avituallamiento. El punto de encuentro de hallaba en el aparcamiento del cámping de San Jorge, donde siempre tiene lugar la foto de familia previa a las primeras zancadas en torno a las 11.00. Por el camino, reencuentros y algún que otro villancico.

El trazado sube el puente de Huerrios, se dirige hacia Banariés, llega a Cuarte, tiene fijado un avituallamiento en el convento de Santa Teresa y se entra en Huesca cantando villancicos mientras se pasa por el cuartel de la Guardia Civil, el Hospital de San Jorge, la Plaza de Navarra, el Coso Alto, la calle San Jorge, la rotonda de Menéndez Pidal -a la que se da dos vueltas-, e Ingeniero Pano para acabar de nuevo en el camping. El tramo en el que los más competitivos podían acelerar más el ritmo era el que va de Cuarte a la entrada de la capital oscense.