Rubiales atenta contra la candidatura al Mundial 2030

Solo su inhabilitación y la labor diplomática del Gobierno pueden lavar la pésima imagen de España, que anhela organizar esa Copa del Mundo junto a Portugal y Marruecos.

Luis Rubiales, en la Asamblea Extraordinaria de la RFEF
Luis Rubiales, en la Asamblea Extraordinaria de la RFEF
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Encauzada la inhabilitación de Luis Rubiales, cuestión ya solo de días después de cinco años de escándalos en los que el Gobierno miró hacia otro lado hasta que el desafío obsceno y machista del presidente de la RFEF tras la final del Mundial femenino le obligó a intervenir, la gran preocupación en el Ejecutivo en funciones de Pedro Sánchez es que la pésima imagen ofrecida no ponga en serio riesgo el reto de España de organizar, junto con Portugal y Marruecos, el Mundial masculino de 2030.

Lo reconoció abiertamente Víctor Francos, secretario de Estado para el Deporte, poco antes del pistoletazo de salida de la Vuelta a España en Barcelona. "Quiero hablar con la FIFA en las próximas horas para que esto no afecte a la candidatura de España para el Mundial de 2030". El presidente del CSD fue tajante cuando se enteró de la suspensión de la FIFA a Rubiales, al que ha apartado del cargo durante 90 días después de toda la polémica originada tras el beso "no consentido" a Jennifer Hermoso, el gesto chabacano en el palco en presencia de la reina Letizia y la infanta Cristina y sus posteriores explicaciones esperpénticas.

La opción ibérica y marroquí estaba bien situada en la carrera para organizar una Copa del Mundo 48 años después, sobre todo a raíz de que Arabia Saudí comunicase su intención de no presentarse y esperar cuatro años más para disfrutar de más posibilidades de éxito, pero el ridículo cometido por Rubiales lo ha alterado todo. Sus actuaciones y sus posterior huida hacia adelante, negándose a dimitir, responsabilizando casi a Jenni Hermoso y acusando al 'falso feminismo" de haber perpetrado contra su persona un "asesinato social", atentan contra las esperanzas españolas.

A priori, en el segundo semestre de 2024 la FIFA tendrá que elegir entre ibéricos y magrebíes o entre la candidatura sudamericana que lideran Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile. En 2030 se cumple precisamente el centenario del primer Mundial, celebrado precisamente en el país charrúa, y esa efeméride podría decantar las votaciones. Rubiales confiaba en que sus buenas relaciones con FIFA y UEFA, de la que era vicepresidente, decantaran los apoyos a su favor, pero ahora el dirigente español está más solo que la una.

Infantino, en el foco desde Catar

En el seno de la FIFA existe especial sensibilidad con las polémicas machistas después del aluvión de críticas que el organismo rector del fútbol mundial recibió con ocasión de la organización del reciente Mundial de Catar. Gianni Infantino, su presidente, se encuentra en el foco desde que accedió al cargo en 2016. Le perseguirán los escándalos de corrupción del organismo en las últimas décadas, con su compatriota suizo Joseph Blatter al frente, y la celebración de ese Mundial en un país que no se caracteriza precisamente por las libertades y respeto a los derechos de las mujeres. La elección del país árabe se produjo en 2010, seis años antes de su toma de posesión, pero Infantino no ha sido contrario a Doha, sino todo lo contrario. Ya en el torneo universal Infantino desató la furia mayoritaria de los aficionados por la controvertida decisión de prohibir los brazaletes LGTBI en el Mundial.

No es casualidad, por lo tanto, que Infantino, presente en esa final del Mundial femenino en Sídney, siguiese con lupa y escrutase los movimientos de Rubiales. Ni tampoco que la FIFA se adelantase al resto de organismos, incluido el Consejo Superior de Deportes, y apuntillase al presidente de la FEF con su inhabilitación al menos durante los próximos 90 días -hasta que se sustancie el expediente disciplinario que se le ha incoado- de toda actividad relacionada con el fútbol a nivel nacional e internacional. Además, dictó una especie de orden de alejamiento de Rubiales o su entorno cercano respecto a Hermoso.

Una actuación contundente para afear a Rubiales no ya solo a título personal sino como máximo representante del fútbol español. Y una intervención en la línea que mostró el propio Infantino en el discurso que cerró la segunda Convención del Fútbol Femenino de la FIFA el pasado viernes, 18 de agosto, dos días antes de la final ganada por España a Inglaterra. "Elegid las batallas adecuadas. Tenéis el poder de cambiar, de convencernos a los hombres de lo que tenemos que hacer y de lo que no", enfatizó el alto dirigente del fútbol mundial.

Arma de doble filo

En clave interna, la candidatura mundialista hispano-lusa-marroquí siempre fue un arma de doble filo para el Ejecutivo a la hora de actuar contra Rubiales a través del CSD y del TAD. Hasta hace solo una semana, Rubiales tenía el respaldo pleno del organismo rector del fútbol europeo para obtener el Mundial de 2030. De hecho, ese apoyo obligó al Reino Unido e Irlanda a dar un paso atrás en su día y llenó de optimismo al mandamás del fútbol español, ahora caído en desgracia y al borde de convertirse en un cadáver deportivo.

"Seguimos en la andadura con la ilusión de albergar el Mundial. Con el tiempo y la seriedad que estamos trabajando somos firmes candidatos", insistía Rubiales meses atrás, cuando aún sentía la cercanía de Pedro Sánchez. Por eso, desde el Ejecutivo se teme que esta crisis sin precedentes dinamite las opciones mundialistas españolas. Pero sería peor seguir mirando para otro lado y no actuar de manera firme contra Rubiales.

La situación todavía es reconducible una candidatura que se puso en marcha oficialmente el 4 de junio de 2021 con el respaldo de los jefes de Estado de España y Portugal, el rey Felipe VI y Marcelo Rebelo de Sousa, así como sus respectivos jefes de Gobierno, Pedro Sánchez y el primer ministro Antonio Costa. A lo largo de varios actos oficiales, siempre se puso de manifiesto el apoyo institucional total y absoluto por parte de las autoridades políticas y deportivas de ambos países y posteriormente de Marruecos. Ucrania estuvo a punto de reforzar esta candidatura, pero se desaconsejó esa opción porque el presidente de esa asociación, Andriy Pavelko, estaba investigado por corrupción.

Pendientes del Mundial están todavía 15 sedes españolas, de las que al final serán seleccionadas once. Son fijos el Santiago Bernabéu, que encara el último tramo de su profunda remodelación, el Camp Nou, también a las puertas de ser transformado, además de los ya modernos Metropolitano, La Cartuja y San Mamés. También aspiran a convertirse en mundialistas el Nuevo Mestalla, el RCDE Stadium, el Reale Arena, Riazor, Balaídos, La Romareda, El Molinón, La Rosaleda, la Nueva Condomina y el Estadio de Gran Canaria.

Si Rubiales y las consecuencias de sus actuaciones no lo impiden, el anhelado Mundial de 2030 traería consigo un cambio total del fútbol español. Como en el inolvidable verano de 1982, con el único Campeonato del Mundo celebrado en España desde el inicio del torneo en 1930, organizar la mayor competición del deporte junto a unos Juegos Olímpicos no solo permitiría disfrutar de los mejores jugadores del planea y dejaría suculentos ingresos en las ciudades, sino que además cambiaría por completo la fisonomía de los diferentes estadios y del espacio urbano de las sedes elegidas.

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