atletismo

Peio Añarbe y Marta Millaruelo asaltan el muro más exigente del Pirineo

Cerca de 90 corredores han participado en la segunda edición de la carrera de obstáculos de Villanúa.

La potencia y la resistencia física son requisitos imprescindibles en esta prueba.
La potencia y la resistencia física son requisitos imprescindibles en esta prueba.
Ayuntamiento de Villanúa

Cerca de 90 corredores han participado este sábado en Villanúa en la segunda edición de la carrera de obstáculos El Muro, que se ha consolidado definitivamente como una de las pruebas más espectaculares y originales del Pirineo. Cientos de espectadores se han agolpado expectantes en los márgenes del barranco de El Lierde para seguir de cerca la lucha de los corredores por superar las 26 gradas que lo componen.

La segunda edición ha triplicado el número de inscritos respecto al pasado año y ha incorporado al circuito nuevos obstáculos y dificultades que lo han endurecido considerablemente. Ha sido una carrera mucho más compleja, larga, exigente y espectacular; y así lo han reconocido los corredores al final de la prueba. El calor, además, ha sido otro elemento con el que los atletas han tenido que combatir duramente en Villanúa.

Al incrementarse notablemente el número de inscritos la organización ha podido programar una prueba clasificatoria dividida en tandas de cinco corredores cada una. Los seis mejores tiempos han disputado la final tanto en categoría masculina como femenina. En la primera ha ganado el corredor local Peio Añarbe con un tiempo de 8:55 minutos, seguido de Antonio Beltrán a 6 segundos (9:01), y Asier Corral con un crono de 9:23. Los tres primeros han volado y han conseguido unos tiempos estratosféricos.

El circuito tenía dos duros obstáculos nada más salir: los corredores debían atravesar arrastrándose (por debajo de unos cables) la pista de vóley playa y después mover unas grandes y pesadas ruedas de tractor. Superados esos primeros ejercicios de fuerza y destreza, enfilaban a través de unos túneles el barranco de El Lierde con sus 26 gradas, las dos últimas las más duras y exigentes. Muchos corredores necesitaron las sogas colocadas para facilitar su ascenso. En el rápido descenso tuvieron que portar en un tramo unos troncos de madera y apenas dos metros antes de cruzar la meta, subir y bajar unas grandes pacas de paja en forma de pesados escalones.

El joven Peio Añarbe salió el primero en la prueba final y fue el más hábil a la hora de superar los dos primeros obstáculos. Mantuvo esa posición de manera agónica durante todo el tramo de subida al barranco, pese a que Antonio Beltrán le pisaba los talones. “Pude aguantar la presión del corredor que me seguía inmediatamente detrás, pese a que en algún momento pensé que me iba a coger. En el descenso bajamos los dos muy rápido pero pude mantener la distancia que había logrado al inicio”, señaló Añarbe al finalizar la carrera. El corredor de Villanúa desveló que había conocido el recorrido de la prueba pocos días antes de celebrarse.

Marta Millaruelo repitió triunfo en Villanúa. La experta corredora del OCR Aragón ganó con autoridad a sus rivales, como ya lo hiciera en la primera edición, y puede presumir de haber grabado su nombre con letras de oro en la breve historia de El Muro. Paró el tiempo en 12:37, seguida de Laura Pozo con 14:48 y Ainhoa Gibelalde con 15:49.

Millaruelo señaló en la línea de meta que “las siete últimas gradas del barranco se me hicieron durísimas porque las fuerzas ya no te acompañan. Además había que sumar el esfuerzo que ya habíamos hecho en la ronda clasificatoria. La final fue mucho más dura”. Al llegar a la meta, exhaustos y sin aliento, la mayoría aún encontraba fuerzas para expresar su sorpresa por la dureza pero también por la belleza del circuito. Fue una carrera de sonrisas y lágrimas de emoción.

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