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El triatleta aragonés que rescató a un joven en el mar: "Estaba muy cansado y nervioso"

Iván Lahoz salvó a un chaval de 15 años que no podía volver a tierra en Ametlla de Mar (Tarragona), donde el deportista de Utrillas pasaba sus vacaciones.

Iván Lahoz, durante una prueba.
Iván Lahoz, durante una prueba.
Heraldo

Iván Lahoz pasaba en la costa de Tarragona con su familia como hacen estos días tantas familias aragonesas. La suerte quiso que fuera precisamente él quien estuviera en el momento adecuado y el lugar oportuno. Este experimentado triatleta de Utrillas -por tanto, excelente deportista y buen nadador- jugaba a fútbol playa en su hotel de Ametlla de Mar cuando unos gritos alertaban de que una persona estaba mar adentro y no podía volver a la orilla.

“Yo estaba jugando un torneo en la playa del hotel con los chicos, el monitor del hotel… Vino el socorrista de la piscina corriendo para que llamáramos a emergencias y avisáramos al chico que lleva la zodiak, para que acudiera a rescatarlo”, relata. A Lahoz le sobró tiempo para concluir que esa no era una buena solución. El día de antes había estado practicando actividades acuáticas en el propio hotel, y vio cómo sacaban la embarcación al mar: “Hay que ponerle rodillos, empujar, volver a ponerlos, volver a empujar… En total, 20 o 25 minutos”. Demasiado tiempo para la persona que se adentraba en el mar y que, por sus braceos, parecía no poder volver.

Así que no se lo pensó. Se quitó las chancletas -el bañador ya lo llevaba- y se lanzó al mar. “Estaba cansado, porque por la mañana había estado en el gimnasio y entonces ya llevaba un rato jugando a fútbol, pero me decidí rápidamente”. La distancia, en principio, no resultaba excesiva para él, ya que calcula que la persona a rescatar estaba a unos 300 metros, y él estos días entrena en el mar tiradas de 2 kilómetros.

“Me costaba porque había corrientes y porque iba sin gafas, así que tuve que nadar con la cabeza fuera para mirar mi objetivo”, cuenta. Cuando llegó a la altura de esta persona, vio que era un joven -“luego me dijeron que tenía 15 años”- al que encontró “muy cansado y nervioso”.

Por eso, lo primero que hizo fue tranquilizarlo. “Tenía que calmarlo, porque si no me iba a hundir a mí también”, señala. Le ayudó a ir hasta una boya que estaba no demasiado lejos “para que se apoyara y descansara”. “Después, le dije que iríamos de boya en boya, y así lo hicimos”, relata. Así, poco a poco fueron avanzando hasta la orilla, donde les esperaban los padres del chaval, lógicamente muy nerviosos.

“No sé de dónde era el chico”, dice Lahoz. Según cuenta, sus padres no se han puesto en contacto con él tras el suceso, más allá de las gracias que le dio el padre cuando llegaran. “La madre estaba demasiado nerviosa como para decirme nada”, recuerda. Con el paso de los días, el triatleta se muestra orgulloso de lo que que su deporte favorito tuviera esta utilidad, a pesar de que de las tres modalidades que tiene -natación, atletismo y ciclismo-, la natación sea “la que menos me gusta”.

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