Un reciente vídeo de un entrenamiento de Nadal en Manacor activó todas las alarmas

El ganador de 22 títulos de Grand Slams se ejercitaba en una pista de tierra batida con su equipo técnico, encabezado por Carlos Moyá, cuando decidió detener la sesión con síntomas evidentes de dolor.

Captura del vídeo en el que se ve a Nadal recuperándose durante un entrenamiento.
Captura del vídeo en el que se ve a Nadal recuperándose durante un entrenamiento.
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Rafael Nadal ha hecho todo lo posible para recuperarse de la lesión del psoas ilíaco en la pierna izquierda que sufrió el pasado 19 de enero en la derrota ante el estadounidense Mackenzie McDonald en la segunda ronda del Abierto de Australia, pero un vídeo grabado la semana pasada en un entrenamiento por un aficionado en su academia de Manacor de tenis, en el que se ve cabizbajo y abatido, activó todas las alarmas y demostró que algo no iba bien.

El ganador de 22 títulos de Grand Slams, 14 de ellos en el torneo parisino de Roland Garros, al que ha renunciado oficialmente este jueves, se ejercitaba en una pista de tierra batida con su equipo técnico, encabezado por Carlos Moyá, cuando decidió detener la sesión con síntomas evidentes de dolor.

Nadal, de espaldas a los que le acompañaban, se cubrió el rostro con su mano derecha recostado en una de las rejas de la pista; luego, se agachó poniendo las las dos manos sobre sus rodilla.

En medio de un silencio sepulcral y miradas de preocupación de los integrantes de su equipo, el tenista balear continuó en esa posición durante varios segundos, hasta que decidió tomarse unos minutos de descanso.

No eran las mejores sensaciones para un deportista inmerso en una batalla continua contra las lesiones que comenzaron con una fractura de sobrecarga en el pie izquierdo -síndrome de Müller-Weiss- cuando tenía 19 años y acababa de ganar el primero de los catorce Grand Slams en Roland Garros.

Nadal ha sufrido contratiempos físicos de diversa naturaleza en sus exitosa carrera deportiva, que le han obligado a someterse a constantes infiltraciones y largos periodos de recuperación.

Entre ellas, lesión en el hombro izquierdo (2003), fisura por estrés del escafoide en el pie izquierdo (2004), tendinitis en la rodilla derecha (2008), microrrotura abdominal (2009), tendinitis en las dos rodillas (2009), rotura muscular de los izquiotibiales (2010), rotura del cuádriceps de la pierna derecha (2011), rotura parcial del tendón rotuliano (2012), lesión en la muñeca izquierda (2016, escafoide del pie izquierdo (2022).

Nadal también renunció a Wimbledon en 2016 por una lesión en la muñeca izquierda (2016), tampoco pudo jugar el US Open por la pandemia del coronavirus (2020), ni lo hizo ese año en Wimbledon, el US Open y los Juegos Olímpicos de Tokio (2021).

La lesión de grado 2 en el psoas ilíaco que le fue diagnosticada en enero de este año preveía una tiempo total de recuperación de entre 6 y 8 semanas, según los especialistas, pero ese periodo se ha ido alargando hasta desembocar en su renuncias sucesivas a los torneos de Montecarlo, Barcelona, Madrid, Roma y ahora París.

«No estoy lesionado; soy un jugador que vive con una lesión constante. Eso es mi día a día. Es difícil, la verdad, y claro que a veces me cuesta aceptarlo", confesó Nadal tras perder ante el canadiense Denis Shapovalov en el Torneo de Roma el pasado año.

La carrera profesional del considerado mejor deportista español de la historia se adentra en un territorio desconocido para él muy pocos días antes de cumplir 37 años.

No defenderá 2.000 puntos de su título vigente en París, un torneo Grand Slam que juega de manera ininterrumpida desde 2005; y por ello, retrocederá en la clasificación ATP hasta situarse, por primera vez en su trayectoria, por detrás de los primeros cien tenistas del mundo, con todo lo que ello conlleva, ya que tendrá que jugar las rondas previas en los torneos en los que no reciba una invitación especial.

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