Las peligrosas rutinas en las que está cayendo la Fórmula 1

El aplastante dominio de Verstappen, la costumbre de Alonso de ser el primero del resto y las grietas de Ferrari se han hecho tan previsibles que han convertido las carreras en meros trámites.

Formula 1, Gran Premio Azerbaijan 2023 - La Gara
Gran Premio de Azerbaiyán 2023 de Fórmula 1.
Associated Press/LaPresseSergei

Solo han tenido que disputarse cinco grandes premios de Fórmula 1 en la temporada 2023 para que empiece a cundir el pánico entre los organizadores. Una normativa que estaba llamada a dejar carreras más igualadas, en las que hubiera más pilotos con opciones de victoria y donde las predicciones fueran imposibles ha provocado que las pruebas se hayan hecho anodinas hasta el punto de que sin los adelantamientos dopados con el DRS harían aburrirse a los fans más acérrimos.

Lo vivido en Miami es todo un ejemplo de que lo funciona mal en este negocio-deporte. Con una parafernalia más propia de festivales de música o de coronaciones reales, decenas de famosos paseándose por el paddock como si fueran a un zoológico y con aficionados obligados a pagar de 600 dólares para arriba (para que, además, las gradas sufrieran de una alopecia notable), la carrera disputada en Florida fue simple y llanamente aburrida. Ni siquiera la posibilidad de la remontada de Max Verstappen dio un mínimo de emoción a la carrera, cuando en la vuelta 14 ya se había ventilado a sus rivales y se había colocado a rueda de un impotente Sergio Pérez, que sabía que en cuanto se cambiaran las ruedas iba a claudicar.

Hay que mirar a muchos culpables en este sentido. Más allá de apuntar a la FIA por hacer una normativa que no ha sabido igualar las prestaciones o a Liberty Media por colar con calzador un Gran Premio en América cuando están vendiendo que quieren ser un deporte sostenible ecológicamente, hay actores concretos que han hecho de la temporada 2023 algo predecible y rutinario.

En primer lugar, a Pirelli. Los suministradores de neumáticos han claudicado a las exigencias de los equipos y los pilotos, que no están dispuestos a pensar más de lo necesario para que la estrategia pase a un primer plano de la importancia de las carreras. Si pueden hacer una única parada, y porque no les queda más remedio, mejor. Pirelli lleva hurtando el espectáculo ya hace muchos años, pero lo de esta temporada está siendo más grave. Verstappen, que salía con neumáticos duros desde la novena posición, ni siquiera tuvo que preocuparse mucho por gestionarlos, porque sabía que en cuanto pusiera los medios iba a poder rebasar sin mayores dificultades (gracias, DRS) a su compañero Sergio Pérez.

En el caso de Ferrari es todo lo contrario: sufren tal desgaste que no saben ni entienden cómo pueden salvar las carreras. El protagonismo que han cobrado los neumáticos de un tiempo a esta parte supera con creces lo deseable por parte de los pilotos e ingenieros, y a su vez afecta al show que tantas ganas tienen de contar.

También hay que mirar a Red Bull, pero en este caso para darles la enhorabuena. Han hecho tan bien su trabajo con el RB19 que todo lo que no sea verles ganar todas las carreras que quedan de aquí a final de año será una sorpresa. Están a un mundo del resto, lo que habla muy bien de su trabajo. y mal de los rivales. Solo Aston Martin, y con matices, ha sido capaz de acercarse un poco a ellos.

Alonso, en la primavera de su vida

La imagen de Fernando Alonso oliendo una flor del corralito de prensa mientras hablaba Verstappen a los medios de comunicación resume perfectamente su situación. En una carrera anodina en la que, según sus propias palabras, se dedicó a mirar por las pantallas para ver cómo iba Lance Stroll (al que ya casi trata como un protegido), Alonso volvió a subirse al podio en el mismo lugar que lo había hecho en las tres ocasiones anteriores. Cuatro podios en cinco domingos de carrera, y todo apunta a que esta será la rutinaria tónica que va a venir de aquí a final de temporada, salvo excepciones.

Lo que antes era un logro hercúleo, ahora se ha convertido en normalidad, lo que habla muy bien del salto adelante de Aston Martin. El de Miami fue el mismo podio que en Baréin y en Arabia Saudí (aunque con Pérez intercambiándose por Verstappen en este último caso), y a Alonso empieza a saberle a poco. La exigencia ahora ha subido notablemente: el tercero acabará sabiendo a poco.

En esa rutina también está Ferrari. para mal. Ya es costumbre verles brillar el sábado y luego acabar haciendo el ridículo el domingo. Ni ritmo de carrera, ni gestión óptima de neumáticos, ni estrategia aceptable, ni un GP sin fallos de los pilotos. Tanto Charles Leclerc el sábado en la clasificación como Carlos Sainz el domingo en la carrera fallaron, y aunque en el caso del español la sanción de cinco segundos por exceso de velocidad en el 'pitlane' fue inocua por las circunstancias de carrera, habla muy claramente de su situación. Y lo peor es que a nadie le sorprende ya.

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