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Misiego: "Enríquez Negreira era mediocre jugando, por eso se metió árbitro"

El veterano futbolista de 76 años, y ahora en el Ranillas, coincidió con el exárbitro en Barcelona.

Así de fuerte está Misiego a los 76 años.
Así de fuerte está Misiego a los 76 años.
Oliver Duch

Misiego, futbolista a los 76 años. Está hecho usted un campeón...

Campeón, no siempre; pero futbolista y amante del fútbol, por supuesto que siempre.

A su edad, acaba de fichar por el Ranillas de Veteranos.

Dicen que soy el jugador más veterano de la competición. Y acabo de incorporarme al Ranillas. Allí me siento a gusto con gente muy maja apasionada por el fútbol. El año pasado también jugaba en el Cierzo, un equipo de la Liga Laboral. Ya llevo 63 temporadas consecutivas jugando. Un total de 40 equipos y más de 2.400 partidos disputados.

También ayuda a los futbolistas que están empezando.

Así es. Acabo de llegar del Campeonato de España sub-14 y sub-16. Allí hemos estado echando una mano en lo que hiciera falta. Afortunadamente, ha ido bien la cosa, y Aragón se ha proclamado campeón en las dos competiciones de categorías de Plata.

Ese éxito merece un subrayado, y aquí lo ponemos.

Lo han hecho muy bien los chavales y los entrenadores, Chema Espeleta y Aitor Pardo. Y todos. Me encanta el fútbol, pero el fútbol puro, el fútbol de verdad, el de estos chavales y cuando me junto a jugar con los veteranos a primera hora de la mañana.

¿Hay otro fútbol...?

Por supuesto que hay otro fútbol.

Usted habrá visto de todo...

Hasta jugué en el mismo equipo que Enríquez Negreira.

Cuente, cuente, por favor.

Yo nací en Madrid. Mi padre era ferroviario y lo trasladaron a Barcelona en 1960. A los dos días de estar en Barcelona, cuando yo solo tenía 14 años, me vieron jugar en la calle en el barrio de Verdún. Fiché por los infantiles del club Peña Reyes. Enríquez Negreira jugaba en los juveniles de ese mismo club.

¿Cómo era Enríquez Negreira?

De joven, él se pensaba que era bueno y presumía de ello. Hasta decía que lo iba a fichar el Barça...

Al final, con el paso del tiempo, lo fichó.

¡Ja, ja, ja! Fíjese si era mediocre jugando, que se retiró muy pronto como futbolista. Por eso se metió árbitro de fútbol.

Y como árbitro hizo carrera.

Nos conocíamos, y me respetó cuando me pitó después en Tercera División. Era muy autoritario. Llegó a Primera División. Lo de ahora, pues la verdad es que es muy triste y no merece más comentario.

Negreira tomó el silbato, ¿y usted qué derroteros tomó?

A mí me fichó el Europa juvenil. Recuerdo que a los mayores los entrenaba Carriega. Recuerdo también que eliminaron al Real Zaragoza de Los Magníficos en la Copa del Generalísimo. Yo jugaba de extremo. Pasé por el Andorra del Principado y por el Gavá. Regresé al Europa y tuve que hacer la mili. Aquí, el fútbol me hizo un regalo precioso.

¿En la mili?

Sí, en la mili. Jugué y fui capitán en la Selección Militar que había entonces, con compañeros de la calidad de Charli Reixach, Marcial Pina y Miguel Reina. Marcial tuvo el detalle de regalarme unas botas Adidas alemanas, entonces artículo de lujo.

¿Cuándo vino a Zaragoza?

En 1986. Trabajaba en Galerías Preciados. Ya había jugado en el Atlético Baleares de Mallorca, en el Júpiter, Palamós, Vic, Igualada, Rubí. Aquí, en Zaragoza, desde hace 35 años juego dos partidos cada fin de semana, en veteranos y Liga Laboral, y corro 15 kilómetros cada dos días.

Le veo como un roble, Ángel.

Me rompí el menisco con 68 años, pero a los dos meses ya estaba jugando. El fútbol me da vida. Me encanta el ambiente de los veteranos, y también ayudar a los más pequeños. El deporte nos hace mejores. Saber ganar, saber perder... Es la vida en un rectángulo de juego. Lo demás, lo del otro fútbol, no me interesa para nada.

No me ha dicho si era del Zaragoza o del Barça.

Del Real Zaragoza, siempre del Real Zaragoza. Y de la Peña de Los Magníficos.

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