perspectivas 2023

Zapater: "El fútbol, el Zaragoza, es muy importante para mucha gente, y no podemos decepcionarla"

El capitán del Real Zaragoza proclama su optimismo ante el nuevo año. 

Zapater, siempre a pie de obra.
Zapater, siempre a pie de obra.
Tino Gil

Futbolista del Real Zaragoza. El latido de Alberto Zapater (Ejea de los Caballeros, 1985) es el latido del Real Zaragoza. En 2004 saltó al primer equipo. Pasó por el Genoa, el Sporting de Portugal y el Lokomotiv de Moscú, hasta regresar a Zaragoza en 2016. Seis años después, continúa siendo un activo esencial en el equipo del león, donde ya ha cumplido 440 partidos. El corazón que lo mueve ya tiene 37 años, pero sigue bombeando fútbol.

Pasan los años y no disminuye su responsabilidad. Incluso crece.

Es una responsabilidad estar con gente joven. A alguno le meto más caña de la cuenta. Estos años atrás también he tenido ese sentimiento de tener que hacerlo, ese rol que no está escrito que tienes que tener como capitán. Mi vida ha cambiado también porque tengo dos hijos, de ocho y seis años, Alejandra y Oliver.

Tengo entendido que Óliver ya juega al fútbol.

Le gusta muchísimo. Todos los días, al acabar los partidos, mi hijo quiere bajar al mejor jardín que hay que Zaragoza, que es La Romareda. Tengo el privilegio de poder hacerlo. Se quiere traer ya hasta botas y todo. Es como cuando yo saltaba en Luchán, en Ejea, en los descansos a tirar a puerta, lo tengo en la memoria.

Eso me decía también Cani, cuando le tiraba a los porteros en el Alcorisa que entrenaba su padre.

Es un privilegio que tengo, es maravilloso. Antepongo el fútbol a mis hijos. También es gracias a mi mujer. Pienso en el partido mucho antes de que empiece, lo vivo. Son unas emociones que no te las aporta ninguna otra actividad. Necesito jugar porque es mi vida, porque me genera una tensión competitiva que me da alas. Eso solo te lo produce el Real Zaragoza, La Romareda y nada más.

En apenas dos años se van a cumplir 20 años desde que está en el primer equipo del Real Zaragoza. Muchísimo tiempo. Eso no lo ha hecho nadie.

Yo estuve unos años fuera. Me hubiera gustado jugar todo en el Zaragoza. Hay un desgaste enorme en esta profesión. La responsabilidad es enorme. El Barça o el Madrid ganan casi todas las semanas; nosotros, no. Yo sigo yendo como si fuera el primer día, con la misma exigencia. Ahora he tenido otra vez la oportunidad de jugar y he sentido los mismos nervios en el estómago, la misma presión de demostrar por qué sigo jugando.

Este año se han ido Violeta y Zalba. ¿Conseguiremos ascender antes de que usted cuelgue las botas?

Estuve cuatro años sin jugar al fútbol por problemas en la espalda, con la rodilla fácilmente me podía haber ido a casa por el problema del rotuliano y ya ni me acuerdo de él. No hay nada imposible y la ilusión la sigo teniendo. Esa ilusión bien llevada la tenemos que tener todo el zaragocismo.

¿Cómo un jugador que hace siete años no se podía sentar en el autobús puede tener el nivel físico que le vimos el otro día frente al Huesca?

Es cuestión de estar pendiente del fútbol las 24 horas del día. Comer, descansar, pensar permanentemente en el fútbol. Soy consciente de que no tengo 30 años, pero la exigencia me la he marcado siempre yo. Me lo tengo que demostrar a mí mismo. Lo demás vendrá luego solo. Siento el cariño. Sé que hay muchísima gente que me quiere. Los finales son difíciles. Además, acabar con algo que has hecho toda tu vida, con algo que amas. Yo pagaría por seguir jugando.

Ya ha cumplido 400 partidos en el Zaragoza, pero Escribá cuenta con Zapater. Usted hace unas semanas insinuó que este sería su último año. Luego, dijo que quizá no…

Me preguntaron si sería el último derbi. Y sí, al menos va a haber otro derbi: el que tenemos que jugar en Huesca. Intento disfrutar el momento. No sé cómo voy a estar en febrero, en mayo. Lo que hiciste ayer, hoy no vale. No vale ni teniendo 37 ni 20 años. En el Zaragoza, si queremos ser exigentes, hay que demostrarlo todos los días. Si no te da rabia no jugar, es entonces cuando te tienes que ir a casa. Sigo teniendo ese fuego competitivo.

Entre la Guerra de Ucrania, el precio de la energía, todo el barullo global, ¿qué aporta el fútbol?

El fútbol te hace olvidarte de todo. Aporta felicidad o tristeza. Eso es lo que nos mueve. El fútbol, el Real Zaragoza en este caso, es muy importante para mucha gente. Y no podemos decepcionar a esa gente.

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