fútbol regional

Un aperitivo para el ladrón de La Azucarera

Roban siete veces en las últimas ocho noches en el bar del campo de fútbol del San Gregorio Arrabal y el dueño invita al ladrón a patatas fritas y Coca-Cola para que no entre más.

Este es el cartel que se encontró el ladrón en el bar de La Azucarera.
Este es el cartel que se encontró el ladrón en el bar de La Azucarera.
Heraldo

"Estoy desesperado. Esto es increíble, insoportable, inaudito. Un ladrón ha entrado en siete de las últimas ocho noches al bar que llevamos en el campo de La Azucarera, en Zaragoza. Estamos hartos. Así no se puede trabajar ni vivir", se lamentaba en la mañana de este lunes Ángel Ochoa, persona que tiene alquilado el bar del campo de fútbol de La Azucarera, sede del club San Gregorio Arrabal.

Los robos comenzaron a ser frecuentes en las noches de la pasada semana. Por el día, la instalación la llenan de vida la gente del San Gregorio Arrabal, un club que desarrolla una gran labor social en la Margen Izquierda del Ebro, con 27 equipos federados, más de 500 futbolistas, y una cifra muy superior de asistentes al campo considerando los familiares de los jóvenes talentos. "Comenzaron a entrar varias noches y comenzamos a preocuparnos. El club ya ha presentado dos o tres denuncias. Pero de la preocupación pasamos al hartazgo. Pensamos que es la misma persona, pues la forma del robo es la misma siempre. Incluso se ha tomado una fotografía del ladrón entrando en el bar", se lamentó Ochoa.

Cartel en el que se le invita a no romper la puerta.
Cartel en el que se le invita a no romper la puerta.
Heraldo

La situación ha llegado a ser tan desesperada que el mismo gestor del bar decidió poner varios carteles en el ambigú para que los leyera el ladrón cuando entrara de madrugada en el recinto. En dichos carteles se advertía que en la caja del bar no se deja ningún dinero y que evitara romper la puerta para entrar. Ángel Ochoa también tuvo una singular idea más: invitar al ladrón a almorzar cuando llegara a robar antes del amanecer. De esta forma, le dejó al mangante una bolsa de patatas y una Coca-Cola en una mesa visible del local. La medida tuvo una aceptación desigual por parte del caco. "La Coca-Cola se la bebió, pero las patatas no se las comió. Igual no le gustan las patatas con sabor jamón... Cuando viene a atracar, suele comerse otras. Anoche no nos vino a visitar. A ver si se olvida de nosotros", concluyó Ángel Ochoa.

Imagen del ladrón entrando en el bar.
Imagen del ladrón entrando en el bar.
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