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La BTT de Aspanoa volverá para combatir el cáncer infantil
La prueba se celebra el 25 de septiembre en Almudévar y y hay 400 inscritos. Habrá una modalidad presencial y otra virtual.
La novena edición de la BTT de Aspanoa se celebrará el sábado 25 de septiembre en Almudévar. Las rutas corta y larga vuelven a ser presenciales y se cuenta ya con 400 inscritos. El objetivo de la organización es alcanzar el millar para una ruta larga que consta de 60 kilómetros y saldrá a las 9.30 desde la avenida de Huesca. La ruta corta será de 27 kilómetros y partirá también desde la avenida de Huesca, en este caso a las 9.45. La inscripción en las rutas presenciales vale 22 euros. Incluye dorsal con chip de medición de tiempos y una Trenza de Almudévar de regalo.
La ruta familiar, en cambio, será exclusivamente virtual. También la prueba larga y corta se podrá realizar virtualmente desde cualquier lugar del mundo. La inscripción a las rutas virtuales es de 12 euros y se enviará a cada participantee como regalo un tapacuellos deportivo antibacteriano, ideal para ciclistas, y el dorsal solidario. La recaudación de esta BTT se destina íntegramente a financiar los servicios que Aspanoa presta en su Casa en Almudévar a los niños con cáncer de Aragón y sus familias: campamentos, convivencias, respiros familiares, talleres y otras muchas actividades.
El corredor de BTT zaragozano Jorge Jurado será la persona encargada de cortar la cinta que dará inicio a la novena edición de la BTT de Aspanoa. La asociación ha decidido que sea el homenajeado de este año por el Everesting Challenge en Las Planas de Cadrete que completó el pasado verano a beneficio de Aspanoa y por las espectaculares gestas ciclistas que ha logrado en los últimos años.
Jorge cuenta que comenzó a aficionarse a la bicicleta en 2015, “básicamente por hacer algo de deporte”, y poco a poco se fue enamorando del mundo de las dos ruedas. De hecho, ahora es un apasionado de la ultradistancia, especialmente las pruebas de entre 200 y 600 kilómetros, como la BTT del Val d’Aran, la Quebrantahuesos y otras muchas. Una de las que más recuerda es la ruta París-Brest-París, de 1.200 kilómetros, que completó durmiendo solo tres horas.
