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León y Mateu, el sueño y la reivindicación del skate español

Los españoles se quedaron las puertas de luchar por las medallas en los Juegos Olímpicos de Tokio.

Skateboarding - Men's Park - Preliminary Round
El español Jaime Mateu.
MIKE BLAKE

Deporte y estilo de vida, el skateboard se exhibió en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y los españoles lo hicieron con él: Danny León y Jaime Mateu rozaron la final, noveno y décimo. Un sueño con reivindicación. "Venimos patinando 'skateparks' muy malos y mirad dónde hemos llegado", destacó León.

El sueño olímpico del skate español se quedó a las puertas de luchar por las medallas. Los 72,24 puntos de León en su segunda ronda, con un complicado salto sobre el banco exterior de la pista, le mantuvieron en los lugares de privilegio hasta el último momento, cuando el estadounidense Cory Juneau se lo arrebató por 0,76 de diferencia. Tampoco pudo Jaime Mateu, que tras dos caídas cuadró un ejercicio de rabia en su tercer intento para ser décimo (69,18).

Un estreno de categoría para los representantes españoles de una disciplina que ha entrado con fuerza en los Juegos Olímpicos. Si la final femenina de 'park' copó titulares por la juventud de sus ganadoras -19 años de la campeona japonesa Sakura Yosozumi, 12 de la nipona Kokoka Hiraki, plata, y 13 de la británica Sky Brown, bronce-, en la masculina ofreció un espectáculo de gran calidad y emoción, en el que se impuso el australiano Keegan Palmer (18 años).

"Esto con gente hubiera sido un espectáculo, lo veis con gente y pasáis del atletismo, porque en el 'skate', yo me quedo noveno y me da igual, los ocho de la final son mis amigos y me iría a tomar una cerveza con ellos, es lo bueno, la gente aplaude, no hay esa rivalidad", defendió León a preguntas de Efe en el centro de deportes urbanos de Ariake.

Fronterizo entre la competición deportiva y el estilo de vida callejero, el español apostó por que el 'skate' puede mantener ambas. "Es un deporte urbano ahora que es olímpico, pero siempre ha sido estilo de vida. Son las dos cosas, estilo de vida y deporte, no hay que patinar solo para competir", explicó.

Muchas pistas

Un escaparate olímpico inmejorable para una reivindicación. "Estamos en un sitio que nos va a dar mucha visibilidad y por favor que los ayuntamientos nos hagan 'skateparks' de verdad, como este, para estar a este nivel. Jaime y yo venimos patinando 'skateparks' muy malos y mira dónde hemos llegado, imaginaos si hay uno bueno", dijo alto y claro el 'skater' de Móstoles (Madrid), que pidió "arquitectos skaters, que entiendan sobre skate". "Vamos a apoyar los deportes minoritarios, que hay mucha gente que los practica. El fútbol, en tenis está muy bien, pero ya hay muchas pistas", añadió León.

Danny León y Jaime Mateu entraron en escena en la segunda manga. De negro el mostoleño pese al inmisericorde sol que caía sobre el centro de deportes urbanos de Ariake, y de rojo el mallorquín salieron a practicar en cuanto acabó la primera manga. Motivados, sonrientes, Jaime golpeó la tabla contra el suelo al ser presentado. Se abrazaron, sonrieron a cámara. Estaban en los Juegos Olímpicos.

"Venía contento porque somos 20 del mundo que nos clasificamos a Tokio y es la primera vez en la historia. Estamos haciendo historia, ser pionero y estar en esta lista es un orgullo ya", diría León después de completar su ronda clasificatoria.

El arranque no fue fácil: a la primera Danny deslizó su tabla sobre la repisa de la isleta central, pero perdió la tabla en la caída. La especie rumba, un remedo del 'Obí, Obá' que pusieron en la megafonía cuando salió a competir Jaime Mateu, tampoco dio suerte al segundo español, que comenzó con confianza, pero cayó.

A la segunda vendría la buena para León. Voló en su primer salto sobre el borde del 'bowl', repitió el truco sobre la isleta central, pero aún tenía más: se fue al por el banco del exterior y apoyó la tabla sobre él con tanto éxito como riesgo. El poco público -otros 'skaters', atletas, prensa y voluntarios- aplaudió, y León levantó el puño. Los 72,24 puntos le colocaban como primero provisional. Mateu seguía sin encontrarse y volvió a caer.

En busca de más, León volvió al banco en su tercera manga, pero esta vez no salió y cayó al suelo. Sabía que la segunda ronda era buena y acabó enviando besos a la pantalla, que mostraba en vídeo a su familia y amigos en España siguiendo su actuación.

Jaime Mateu sí que cuadró su tercera ronda. Salió con velocidad, deslizó la tabla por los bordes del 'bowl' y levantó el puño en señal de liberación. Una puntuación de 69,18 le metía en la pelea como segundo provisional. "Os quiero a todos", gritó con rabia al monitor en el que aparecían sus seres queridos, especialmente su abuela. "La abuela estaba más orgullosa de que estuviera aquí que yo mismo", reconocería después a los medios en la zona mixta.

Fuera en el último suspiro

Ya solo les quedaba esperar. El brasileño Pedro Quintas, de su misma ronda, los superó a ambos. En la tercera ronda se metieron el tercero del mundo, el brasileño Luiz Francisco, el australiano Kieran Wooley, que acabaría siendo campeón mundial pero en la preliminar le dio un buen susto a uno de los cámaras de televisión, al que se llevó por delante en uno de sus saltos en el borde del parque.

El puertorriqueño Steven Pinero, el francés Vincent Matheron y el brasileño Pedro Barros, cuarto mundial y finalmente plata, se fueron colando por delante de León, que permanecía en el octavo puesto.

Sorprendieron las eliminaciones de los estadounidenses Heimana Reynolds, primero de la clasificación mundial y quizás afectado por estar en la primera manga, fuera de la final con unos discretos 63,09 puntos y su compatriota Zion Wright, quinto del mundo pero se quedó en 67,21 puntos, justo detrás del español Mateu.

Al cierre de la cuarta manga, León aguantaba en el octavo y último billete. El estadounidense Cory Juneau, segundo del mundo, amenazaba con una puntuación de 71,08, pero en su última actuación terminó cayéndose. Sin embargo, el resto del ejercicio sí mereció el premio de los jueces: 73 puntos, 0,76 mejor que la de León.

"Ya soñaba con hacer mi ronda en la final, tenía preparada alguna sorpresa", lamentó el mostoleño, satisfecho en todo caso por el papel realizado y por la visibilidad de su disciplina.

Igual de satisfecho e incluso acelerado salió su compañero Mateu. "Esto es el principio de mucho", recalcó. "El skate había sido un deporte callejero, de lo cual nosotros nos sentimos orgullosos, esto es bueno para todos los skaters, para los que les guste las Olimpiadas y para los que no, porque estamos enseñando a todo el mundo lo que es esto", apuntó el español.

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